Ya tengo el título, como varios de vosotros.
Ya sabéis que yo lo quería para meter a la gente en la cárcel, mayormente. Pero también sacaría a alguna que otra persona que lo mereciera y estuviera pasando malos ratos en una lóbrega mazmorra con unos barrotes por todo paisaje...
No, no me digáis que soy una mala persona por querer enchironar a la gente. Vosotros lo deseáis más que yo.
Sí, señoras y señores, más.
¿Cuantos de vosotros no habéis dicho que a esa o a ese le meteríais de por vida en la cárcel para que se pudra? ¿Cuantos y cuantas deseáis que la infanta ingrese en prisión?¿Y Urdangarín?¿Y el violador del portal?¿Y el terrorista sanguinario?¿Y el sádico que asesinó a su mujer? No sigo.
Todos queremos hacer habitantes de una prisión a las malas personas que han hecho un daño suficiente. Pero solo unos pocos lo reconocemos a la luz del día.
Gracias a este título podremos hacerlo. Sí, ahora hace falta el master y el examen, pero lo más difícil ya está hecho.
Imaginaos...
A esa persona, mala a la que odiais porque violó a una niña de 10 años, o maltrató a vuestra vecina Nieves, o asesinó a 8 ancianas en Guadalajara para robarles las joyas.... la vais a poner un pijama de rayas horizontales y vais a librar a la sociedad de personas poco educadas y respetuosas con el semejante.
Algunos y algunas opositaréis. Otros colgaréis el título en el salón y jamás ejerceréis. Pero algunas y algunos podréis poneros la toga y miraros las puñetas antes de entrar en la sala de vistas con el ánimo de meter en un furgón a esas personas especialmente dañinas...
La pureza social está en vuestras manos. No os amilanéis. Yo espero con ansía ese momento triunfal.
Yo estoy feliz, y vosotros también.