Oye Daniel, yo me he tirado año y medio en Palma por motivos profesionales hasta el mes noviembre aproximadamente, por lo que me he tenido que examinar en C.A de allí, y lo cierto es que también tuve el mismo problema que tú en la taquilla de Ocimax. Recuerdo que fui a ver una película el día establecido para los estudiantes, en los que si se hacen descuentos, y la respuesta del expendedor humano fue negativa a mi pretensión. Al no quedarme conforme le pedí a la chica hablar con un superior suyo, cosa a la que accedió con el sonrojo de sus mejillas delante de una cola humana considerable, pensando por instantes que iba a explotar de la vergüenza. Cuando accedí a hablar con el encargado, y le expuse la normativa establecida para los universitarios, éste parecía no entender nada lo que me hizo caer en la perplejidad. Cómo era posible que el máximo responsable de unas salas de cine no supiera de los descuentos que se practicaban a los universitarios, pero seguro que sí conocía de las subvenciones que recibían por parte del ministerio de educación y ciencia. Al final cuando le pedí las hojas de reclamaciones accedió a practicarme el descuento. Por tanto la moraleja de todo esto es la siguiente; ellos si conocen la normativa lo que ocurre es que se hacen los suecos, y por tanto se aprovechan tanto de las subvenciones del ministerio de educación y ciencia a través de las cuales se posibilita el descuento a estudiantes como también del tanto por ciento que el universitario no debería desembolsar como consecuencia del convenio con el ministerio.
Por lo que respecta a la lengua es increible lo que sucede en Mallorca. Durante mi estancia en la Isla tuve que desempeñar una función de cara al público, y lo cierto es que te encuentras con una sociedad en la que coexiste un porcentage considerable que no tolera ni admite a aquellas personas que no dominan el mallorquín o catalán en su defecto, porque piensan que se está menospreciando su cultura. Es algo que está fuera de toda lógica.