En caso de guerra los primeros sacrificados son la verdad y el derecho.
Y los que la ganen acusarán de asesinos a los que la pierdan.
Siempre ha sido así.
La victoria otorga por la fuerza la legitimidad y la interpretación de los hechos.
Solamente años más tarde, o ante esa cosa extraña que es la prensa, hemos visto otros comportamientos.