YO SIEMPRE CUMPLO LA LEY o lo intento, aunque todos seamos iguales ante la justicia y no ante la injusticia por no aplicarse a todos con la misma celeridad, proporcionalidad y ética. NO PUEDO DECIR NADA EN CONTRA DE LA ACTUACIÓN DEL AGENTE DE VIGILANCIA DEL TRÁFICO, tampoco le culpo de que el hecho que sea infringido, del que subsidiariamente me corresponde abonar, sea de uso común y aceptado en la generalidad de la sociedad santa crucera como acto normal, sea por no existir aparcamientos habilitados, sea para ceder un aparcamiento a un vehículo de mayores dimensiones (turismos), pero el hecho del que subsidiariamente soy responsable por ser el títular del vehículo, se ha producido por prestar la motocicleta a una persona nacional de la Unión Europea, eso sí, sin hacerle firmar un documento en el que se estableciera expresamente que: de tal hora a tal hora del los días tal era responsable de las sanciones que por infracción a normas de circulación, excepto las de documentación y demás de que la legislación atribuye expresamente al títular del vehículo, se hiciere responsable, incluido en dicho documento sus datos correctos de domiciliación a efectos de notificaciones en su país de origen, al haber estado en nuestra tierra de vacaciones, en un periodo de una semana, antes de su retorno a Bélgica.
Pero, nadie presta un vehículo a un conocido con estos requisitos, porque supone que no hace “burradas” en las vías y que exige la ley para notificarle en caso de infracción a la L.S.V. , reglamento que la desarrolla, así como otra normativa sobre vehículos y para el caso de intento de notificación infructuosa para no serle aplicada la sanción al títular del vehículo con la calificación de grave, dado que no cabria publicación edictal ni responsabilidad del títular del vehículo de acuerdo a las leyes y concordantes.
He llamado a mi conocida en Bélgica y me ha dicho que ella estacionó correctamente la motocicleta en el pavimento de la calzada, se tomó unas copas en un local y sabedora de que si conducía la motocicleta iba a infringir preceptos del código penal y que pondría poner en peligro la vida o integridad física de las personas, dejó la motocicleta donde la tenía bien estacionada y que al día siguiente cuando fue a tomarla, la motocicleta, se haya estacionada sobre la acera, dominio público, frente al número citado en la denuncia que es una acera de unos cuatro a cinco metros de ancho, lugar en el cual no impedía el deambular de peatones ni de personas en cualquier tipo de adaptador por disminución física, la carga o descarga de cualquier mercancia, el radicaje de acceso a locales o la entrada o salida de cualquier inmueble, y no comprende cómo se aplica la misma sanción pecunaria al infractor que pone una motocicleta en un acera en la cual impide todo lo mencionado, con el consiguiente perjuicio real a la ciudadanía que en este caso, pero aún así se preocupó por lo sucedido y preguntó por la vía, comunicándole un vía andante que fueron unos chicos que llegaron en un vehículo turismo que pusieron la motocicleta sobre la acera y estacionaron su vehículo, sin poder averiguar más datos. Pero mi amiga, mientras me hablaba por teléfono, se quedó un momento pensativa y me comentó que no coincidía ni el día ni la hora de esa denuncia con las fechas de su visita tres meses antes.
Bueno... Sí yo no he sido el autor de la infracción y ella tampoco, sino un acto poco cívico de unas personas que levantan una motocicleta de poco peso y la ponen sobre la acera para beneficiarse de un estacionamiento..., pero mi amiga dice que no coincidía con esos días, sino tres meses antes.
Así que he ido al bar que estaba al lado del citado nº de la calle, a interesarme por lo que ocurrió y me han dicho que ese día, subí la moto a la acera para dejarle el estacionamiento a una señora que iban a aparcar con un coche, que como después me tomé unas copas, no quise conducir la moto por no considerarme en condiciones y cuando al día siguiente fui a retirarla, había sido denunciado. Comprendí entonces que en el celoso cumplimiento del “deber jurídico”impuesto a un agente de policía local en el cumplimento de sus funciones, que actuá de igual forma (yo le supongo) con todas y cada una de las infracciones que observa a lo largo de su jornada laboral, salvo causas de fuerza mayor, sabedor que el agente no tiene la potestad para graduar la infracción en su cuantía máxima o mínima, atendiendo a las circunstancias del hecho infringido y del perjuicio causado, en este caso.
Así que me toca pagar por intentar hacer un bien a una mujer que estacionaba, no impidiendo el uso ni disfrute de la acera, dada sus dimensiones de anchura, a los ciudadanos aun en circunstancias de disminución física. y para no poner en peligro la seguridad de la ciudadanía no la estacioné en el pavimento posteriormente por estar influenciado por el alcohol, aunque solicité que alguien en posesión del permiso para esa cilindrada que estuviera en condiciones óptimas lo hiciera, pero no había nadie en esas condiciones...
Así que he tomado una decisión dejar de ir por el bar para no tener que cederle un estacionamiento a nadie y cuando preste el vehículo a un nacional de la Unión Europea o nacional español, con independencia que en el primer caso el Excmo. Ayuntamiento tenga los medios oportunos para efectuar la notificación y se cumplan los tratados internacionales (que no los tiene), tener un documento que expresamente acepte las condiciones de préstamo de uso de la motocicleta, buscar un anclaje que impida levantar la motocicleta del lugar que esté estacionada por personas no autorizadas, salvo por la autoridad competente y sin merma del dominio público, y sobre todo cuando paseé por las calles como peatón y tenga que bajar a la calzada poniendo en riesgo la seguridad del tráfico y la mía ante la imposibilidad de transitar por la acera, estaré seguro que el agente 131 de la policía local del Exmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife no está de servicio y esa no es su zona, recordando al ver esas motocicletas, ciclomotores y coches que obligan a bajar a los peatones a los carriles de circulación, que todos somos iguales ante la justicia, pero no ante la injusticia de no aplicación de la ley, según señaló en su el Tribunal Supremo.
