Mis conclusiones provisionales, van esta vez, dirigidas íntegramente a los partidos de la oposición:
1. El Gobierno, en todo momento, ha llevado la iniciativa en esto, los ha manejado como ha querido y ha contado en todo momento con mejores asesores: tanto para propagar el mal, como para el conocimiento de la situación real.
2. En España, incluso, los mejores expertos independientes, para el conocimiento de la situación real, han estado en el lado de la izquierda socialdemócrata y algunos separatistas, pasando por gente apolítica, pero más de la socialdemocracia: Kalcker, Pamies, Emilio Carrillo, Miguel Bosé o la monja separatista Teresa Forcades.
3. Lo anterior no ha impedido a una gran parte del electorado de derechas, alinearse en este punto con los arriba citados, dejando a la oposición en el vacío, como meros figurantes, convidados de piedra, cuya oposición al gobierno consistía a veces en pretender ser más papistas que el papa del Anticristo.
4. Han demostrado en resumen, una total falta de intuición, una cortedad de miras y una patológica falta de conocimiento científico, que les ha llevado a dar palos de ciego, a competir con el Gobierno, por ser más totalitarios y restrictivos, mostrando así una enfermiza superstición, así como una total falta de visión de conjunto, no haciendo ni el menor esfuerzo por documentarse y censurando a los que sí lo hacíamos, y pretendíamos llevar al debate los conocimientos adquiridos, mediante libros relacionados con la crisis sanitaria.
5. Y los que hemos vivido en la confianza, desafiado leyes absurdas y rebatido bulos oficialistas, hemos demostrado que se vive mejor en la confianza, en la fe, en el convencimiento de que la esencia está en el espíritu y no en la materia, que es mejor vivir en esa paz, donde todo tiene un sentido profundo, un por qué y un para qué, que en el miedo a la muerte, a la vida y en el horror vacui o miedo al vacío. Pero con todo, también tenemos que hacernos una pequeña autocrítica. Es verdad que nos hemos contaminado psicológicamente: mucho menos que los pandemianoicos, pero menos de lo que deberíamos. Sin embargo eso era hasta cierto punto inevitable. Es verdad que nuestras teorías, tan lógicas, no hemos sabido transmitirlas a la gente común, aunque yo he quitado o rebajado el pánico a algunas personas, otras me miraban y hablaban como si fuera extraterrestre. No obstante, cada vez más gente, despertará y se pasará al lado de la claridad, de la confianza no exenta de prudencia y de riesgo. ¡Todo hay que decirlo!
6. La crisis ha demostrado que tenemos que pasar a un mundo donde las falsas seguridades disminuyan, hasta finalmente desaparecer. Y sin las falsas seguridades, ¿qué hacemos? Únicamente confiar. ¡No queda otra!