Os cuelgo las conclusiones finales de Gustavo Bueno sobre el tema proposición no de ley sobre los simios. Si quereís todo el artículo me lo decís.
Va:
Con todo, lo más grave de la proposición del Grupo Socialista, lo ponemos en el terreno estrictamente político, más que en el terreno antropológico-doctrinal, relativo a los problemas implicados en la teoría del derecho, en la teoría de las relaciones de igualdad, en la teoría de la persona humana en su relación con el hombre y con los simios.
Lo que reprochamos a la proposición socialista es, ante todo, el hecho de haber sido propuesta, un error político grave que ciframos en el simplismo de esta propuesta. No podemos reprocharles el desconocimiento de una argumentación como la que aquí hemos ofrecido, que no conocen y acaso no pueden entender. Pero sí tenemos que reprocharles la creencia que los proponentes tienen de haber alcanzado –intuido o concluido en virtud de un razonamiento infantil propio de un pensamiento Alicia– la evidencia de que los simios merecen el reconocimiento de derechos humanos y de que esta evidencia simplista está en la línea del progreso, sin haberse parado a analizar los principios y consecuencias de la proposición, antes de presentarla en el Parlamento de la Nación.
Por tanto, nuestro reproche consiste en acusar a los proponentes de presentar un proyecto inane y redundante.
Inane, porque debieran saber que es imposible dar nada (por ejemplo, unos derechos) a quien no tiene capacidad de recibir, teniendo por evidente lo que no lo es, sin mayor análisis.
Redundante, porque con ese «otorgamiento» de derechos se pretende atribuir algo que ya poseen en la normativa de las sociedades contemporáneas, a saber, la normativa del buen trato a los animales.
El fundamento de nuestro reproche se refiere, por tanto, a la irresponsabilidad de unos diputados que deciden presentar una proposición de intención progresista, desde el punto de vista político, fundada únicamente en razonamientos propios del pensamiento Alicia, cuando además esta proposición es inane y redundante.
Oviedo, 10 mayo 2006