Había una lista de número de ejecuciones y lugares.
En la lista salía por supuesto USA, salían algo así como seis o siete teocracias fundamentalistas islámicas, pues bien: en cuanto a ejecuciones (y esto oficialmente, que extraoficialmente vete tu a saber) la palma se la llevaba el régimen ateo y comunista de Pekín, que superaba generosamente a las siete teocracias juntas.
Sin embargo, paradójicamente todo son exigencias insoslayables para el poder divino, en tanto que al poder temporal simplemente se le formulan meros desiderata.
La realidad es que no se debe expulsar a nadie de la polis, o de la plaza pública, sin embargo sí le es exigible al poder temporal que se abstenga de regular las costumbres, más allá de poner el elemental filtro del orden público. Sin embargo, mientras el poder temporal diserta sobre lo divino y lo humano, lo cierto es que nada soluciona, sino que al contrario: nos hace más pobres, prostituye la judicatura, pervierte las leyes, recorta los más elementales derechos políticos y descendemos a hablar de estas polladas de los curas. Necesitamos un chivo expiatorio de nuestros males y, estos son los curas.