Por si alguien quiere profundizar un poco en el tema o enterarse un poco más, el diario ABC relata lo siguiente:
MADRID. El ministro de Defensa, José Bono, se desplazó en la tarde de ayer a Afganistán para dirigir personalmente el proceso de identificación y traslado de los cadáveres de los 17 militares españoles muertos por la mañana en este país sin conocer aún con certeza la causa por la que se estrelló el helicóptero en el que viajaban, a 20 kilómetros al sur de Herat.
«Ha podido tratarse de un accidente o de un ataque exterior. Las causas no han sido definidas de manera radicalmente cierta», dijo el ministro cuando, a las 14,45 horas, compareció en la sede del Ministerio para informar de lo que, ante esas dudas, calificó de «siniestro».
La OTAN dijo no tener ningún indicio de «fuego enemigo», según informó a Europa Press un portavoz en Bruselas. Pero Bono explicó que, según la información que le había suministrado el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Félix Sanz Roldán -que le acompañó en la comparecencia-, la hipótesis inicial de un accidente aparece cuestionada por la fotografía obtenida de la aeronave siniestrada. «A la vista de la fotografía, se trata de una zona montañosa, muy montañosa, pero el impacto se ha producido en una llanura», indicó para justificar que no se haya descartado la hipótesis del ataque. La zona fue acordonada por el contingente español, a la espera de la llegada de los equipos de investigación.
Además de las dudas reseñadas, un supuesto responsable talibán, identificado como el «mulá Dadulá», reivindicó el derribo del helicóptero español en declaraciones recogidas por televisiones británicas, si bien no pudo aportar pruebas. Y un experto en helicópteros como el siniestrado, de la clase «Cougar», declaró a Efe que pudo haber agresión porque este tipo de aparatos «no se cae fácilmente».
Helicóptero en perfectas condiciones
Sin embargo, Bono apuntó que los informes recibidos del personal de inteligencia que han «peinado» la zona del siniestro «no han detectado, y tampoco por los antecedentes, ninguna circunstancia de hostilidad entre la población civil». Asimismo indicó que la «misión táctica» que realizaba el helicóptero obliga «a navegar a una altura que en algún caso es de entre tres y diez metros del suelo».
El ministro evitó decantarse por cualquiera de las hipótesis y se remitió al criterio del Estado Mayor de la Defensa, que «cree prudente no descartar» ninguna. Lo que sí descartó con rotundidad es que la causa hubiera podido ser un roce entre las aspas del helicóptero siniestrado con otro, también español, como apuntó un comandante afgano. Con la misma rotundidad descartó un mal estado del helicóptero, cuestión a propósito de la cual afirmó que no sólo disponía del correspondiente certificado de homologación sino que, de acuerdo con las revisiones a que había sido sometido, «estaba en perfectas condiciones de aeronavegabilidad», pues «en caso contrario no estaría» participando en ninguna misión.
Bono informó de que Defensa tuvo conocimiento de los hechos a las 11,01 horas a través de la comunicación realizada por el piloto de un segundo helicóptero español que operaba en la misma zona, con quien más tarde habló personalmente. A la hora citada, según el relato hecho por el ministro, el piloto «informaba haber visto una columna de humo negro en un valle próximo a aquel por el que navegaba. Se ha acercado y, al ver el humo, ha pensado que podría tratarse de un ataque desde tierra y ello le ha llevado a tomar la decisión de tomar tierra de manera rápida y en régimen de situación extrema».
Otros cinco heridos sin gravedad
Como consecuencia de este aterrizaje se produjeron cinco heridos, ninguno de los cuales reviste gravedad, habiendo sido hospitalizado uno de ellos por una «crisis de ansiedad».
Los 17 militares fallecidos participaban, como miembros del Batallón de Apoyo para la celebración de elecciones en Afganistán, en una operación de integración en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), que precisamente concluía ayer. Cinco de ellos, que formaban la tripulación, pertenecían a la base de El Copero (Sevilla), mientras que los doce pasajeros estaban integrados en el Regimiento Aerotransportable número 29 con sede en Figueirido (Pontevedra).