Dado que el PP podría llegar a obtener la mayoría absoluta en las próximas elecciones, tal vez la alternativa más razonable para el PSOE es una abstención táctica por la mínima.
Y dentro de año y medio, plantear un voto de censura.
Podemos puede decir misa. No es lo mismo votar a favor que en contra. Gracias a Podemos, Rajoy sigue siendo Presidente. Triste, pero cierto. Tengámoslo en cuenta.
El goteo de la Gurtel seguirá. El caso Púnica también. Y el de Blesa, Bárcenas, etc. Esperemos que el PSOE sepa explicar a los votantes que la corrupción no sale gratis a los contribuyentes. Que la sufrimos todos.
El Tribunal Constitucional todavía debe dictar sentencia en torno al conflicto de competencias entre el Congreso y el Gobierno. Confío en que se decantará a favor del Congreso, porque los razonamientos del Gobierno eran incomprensibles. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, debería dimitir si falla en contra. Seguro que no lo hace. Y lo tendremos en cuenta.
La oposición al Gobierno vendrá de todos los lados: Ciudadanos (menos); PSOE (sin duda); y Podemos (aunque su impericia seguramente les depare contradicciones).
Buen análisis, y creo que el Comité Federal del PSOE que se tendrá que celebrar si o si la semana que viene, decidirá la abstención de 11 diputados (es decir, los justos) para que los otros 74 voten en contra. Por tanto, la cosa quedaría 170 votos a favor de la investidura de Mariano Rajoy, 169 votos en contra y 11 abstenciones.
Con eso el PSOE consigue varias cosas que no conseguiría con una abstención de todo el grupo parlamentario: primero, evita que Unidos Podemos sea el principal partido que vota en contra de Rajoy y por tanto el ser la primera oposición; segundo, calla las diferencias internas o al menos las limita haciendo que el PSC vote en contra y los 11 diputados sean de la federación andaluza; tercero, contentaría a todos o casi todos los barones; cuarto, en menos de dos años pondrán sobre la mesa una moción de censura contra el gobierno; y quinto, que la previsible retirada del apoyo de Podemos en las autonomías les sirva para gestionar de una forma mejor las mismas, con una devolución de favores de los Partidos Popular autonómicos sobre todo con la estabilidad de aprobar leyes como los presupuestos.
Desde luego de entre todas las opciones posibles, la abstención táctica de los diputados necesarios es mucho mejor para todos que la abstención de todo el grupo parlamentario.