Ahora sí, he finalizado el libro: “consciencia y sociedad distópica” de Emilio Carrillo y colaboradores.
De la sociedad distópica, se pasó a la sociedad encarcelada y de la encarcelada a la irrespirable. Cuando el libro vio la luz, estábamos en la sociedad encarcelada. Me daba pereza leer el último capítulo, el del coronavirus.
Como digo: si uno lee las 354 páginas anteriores al último capítulo, sabiendo lo que ha venido después, se da cuenta de que la normalidad anterior al coronavirus, no podía llevar más que a lo que ha llevado. Las 65 páginas siguientes no hacen sino ratificar lo precedente.
El libro se divide en varias áreas temáticas: educación, cultura, sociedad, tecnología, salud, política, ecología, economía y espiritualidad. Y el capítulo del coronavirus se divide a su vez, en esas mismas áreas temáticas.
Aspectos importantes, así destacados, podrían ser otros, pero yo he seleccionado esto:
1. Ecología: el ecosistema se ha degradado de tal forma que ya estamos en el colapso. La Tierra tiene defensas, pero arreglar esto, es muy difícil y traumático. Tendrá que hacerse, porque si no reventamos todos, pero es muy difícil y muy traumático. Y esto sí que no tiene vuelta de hoja. Es así, te pongas como te pongas.
2. Salud: la enfermedad no es algo extraño y específico por regla general. A ver: es evidente que por bien que uno esté, tomar un veneno, casi seguro que no puede sentar muy bien. La enfermedad al contrario, es consecuencia de la contaminación y de la mala vida. Esto, así hablando del primer mundo. La mala vida es el miedo, la ignorancia, el estrés, la mala psicología. He hablado de la contaminación: añádase aquí, contaminación psicológica, externa e interna. Nuestro organismo tiene virus, bacterias, como por ejemplo podemos tomar cocacola, cerveza o antibióticos. O respirar contaminación, o comer carne contaminada. ¿De acuerdo? Todo eso es malo, ¿de acuerdo? Pues bien: la contaminación psicológica es aún mil veces peor que todo esto, siendo todo esto muy malo. Y lo mismo cabe decir de la crispación social, política e informativa. Otro efecto multiplicador. Es decir: tiene un efecto multiplicador tan espectacular, como impresionante. Decía Platón que aprender, es recordar. Por eso la gente que lea esto, no se sentirá sorprendida, sino que recordará, es decir: aprenderá. Y de igual modo, al contrario: es evidente que por mal que esté uno, por regla general, beber agua no le sentará mal. Y si la enfermedad es contaminación y mala vida, la salud por fuerza, será purificación y buena vida. La curiosidad, el amor al prójimo, al conocimiento y a la verdad, la templanza, la buena psicología, la purificación de la naturaleza, la purificación psicológica interna y externa, todo eso tiene un efecto benefactor tan espectacular, como impresionante. Por ello, los patógenos que entren, tendrán mucha menos fuerza en este caso. Así como tendrán mucha más fuerza las buenas vibraciones. Todo esto también lo sabemos, pero se nos olvida en medio del ruido mediático. Por eso, nuevamente, aprender, es recordar.
3. El Anticristo no sólo está en los cuatro multimillonarios que siembran desgracias ajenas, para lucrarse con ellas: empresas tecnológicas, petrolíferas, farmacéuticas, industria alimentaria del veneno, etc. Sino sobre todo en los sectores intermedios que hacen posible la propagación de dicha peste psicosocial. Quien consume esos productos, quien aplica protocolos bananeros en la tienda y en el bar, los que se dejan vencer por el miedo, los que quieren un móvil 10.7, porque el 10.6 les parece poco, los que se atiborran de medicamentos y telediarios, los médicos corruptos que recetan eso, los políticos corruptos, los policías que intentan obligar a ponerse mascarilla sabiendo que es malo para la salud propia y ajena, los que necesitan mucho y necesitan mucho, lo mucho que necesitan. Los que contaminan con sus miedos, los que se dejan contaminar, etc. En resumen: todo un ejército sin el cual, los cuatro de arriba ni serían tan archimillonarios, ni jorobarían tanto la vida de todos. Lo peor de todo esto quizá, es que todo ese ejército intermedio son las almas gemelas de los cuatro de arriba, en el sentido de que si fueran los cuatro de arriba, harían exactamente lo mismo. Lo peor de todo, es que hay miles de millones de víctimas, que SÍ se cambiarían por los cuatro de arriba.