A mí también me gusta bastante lo que pulpo ha escrito, pero también creo que es mejor que las estatuas de Franco (y de José Antonio Primo de Rivera en mi querida ciudad de Guadalajara) estén cogiendo -de momento- polvo en almacenes municipales mejor que verlas en la calle (además de que en la calle estaban hechas un asco, rodeadas de pintadas, orines y otras cosas que no conviene citar por no herir sensibilidades. Hablo de las que había en Guadalajara).
Si en los Nuevos Ministerios hay una estatua de Largo Caballero no fue porque éste fuera republicano, socialista (presidente del PSOE entre 1932 y 1935) o porque le llamaran el "Lenin español". Está ahí porque fue durante años el representante español en la OIT (por cierto, lo fue durante la dictadura de Primo de Rivera) además de Ministro de Trabajo durante los primeros años de la República y se significó por la defensa de los derechos de los trabajadores durante todos aquellos años. Recordemos que en los Nuevos Ministerios está, entre otros, el Ministerio de Trabajo que tiene todo el derecho a honrar a quien fue uno de sus más significados ministros.
Por la misma razón, en esos mismos Nuevos Ministerios hay un busto de Indalecio Prieto, que fue ministro de Fomento también durante la República.
La razón de ser de esas estatuas no es, ni de lejos, la misma que tenía la de Franco. Hay que recordar que la estatua de Franco que rodeaba los nuevos ministerios iba inicialmente destinada al Arco de la Victoria de la Ciudad Universitaria de Madrid (es decir, a mayor gloria de quien "ganó la guerra y trató de eliminar a la España vencida" (pulpo dixit)), y que finalmente acabó en la plaza de San Juan de la Cruz.
No es lo mismo, por tanto, una estatua que otra, por mucho que se intente desviar la atención intencionadamente.
En el centro de Guadalajara tenemos una estatua de Alvaro de Figueroa, Conde de Romanones. A muchos puede no gustarles, porque este señor fue el cacique provincial durante años y años, además de férreo monárquico (liberal, eso sí) y que no le puso ningún pero al franquismo en sus últimos años de vida, pero resulta que este señor también fue, en primer lugar, Diputado por Guadalajara durante muchísimos años, Presidente del Gobierno en varias ocasiones y además el Ministro de Educación que inició en nuestro país las primeras reformas que llevarían a la instauración de la educación obligatoria. Es por esa razón, y no otra, por la que esa estatua está donde está... ¿Qué quiero decir con esto? Que cada estatua tiene su razón de ser y que si esa razón de ser era la de honrar a quien "ganó la guerra y trató de eliminar a la España vencida" (pulpo dixit), estamos ante una razón absolutamente indigna en un país que se dice "reconciliado" y "democrático" y así esa estatua tiene que salir de nuestras calles. Por eso creo que se ha hecho muy bien con las decisiones tomadas.
Las estatuas no son, por mucho que queramos, meros testigos de la historia. Son mucho más que eso y dicen mucho más sobre lo que somos de lo que podríamos imaginarnos.
Un saludo.