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Autor Tema: cultura general siglo XXI: Hans Küng  (Leído 1506 veces)

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cultura general siglo XXI: Hans Küng
« en: 19 de Marzo de 2009, 13:22:47 pm »
“Hans Küng es la conciencia crítica del fundamentalismo instalado en la cúpula del Vaticano”


El catedrático de Teología y Ciencias de las Religiones, Juan José Tamayo, ha asegurado que el teólogo suizo Hans Küng es “la conciencia crítica quizás más lúcida de la Iglesia católica, y más concretamente del fundamentalismo instalado en la cúpula del Vaticano”. En un artículo publicado en El País, Tamayo interpreta la eterna discrepancia entre Küng y el que fuera su compañero en la Universidad de Tubinga, el cardenal Joseph Ratzinger –ahora el Papa Benedicto XVI- como un “duelo de titanes” en el que ambos ya han jugado sus cartas: el uno ha apostado por la libertad mientras el otro lo ha hecho por el poder absoluto de Roma.
Noticias relacionadasHans Küng: el teólogo maldito “No podía seguir otro camino, no sólo por la libertad, que siempre me fue querida, sino por la verdad, que aún está por encima de la libertad. Si lo hubiera hecho –entrar al servicio del sistema romano, así lo veo hoy-, habría vendido mi alma al diablo por el poder de la Iglesia”. Es la Verdad controvertida de Hans Küng contada por él mismo en ese libro, un texto autobiográfico.

De purgado a intelectual reputado
Küng ha pagado el precio de su osadía: al eminente teólogo se le retiró la licencia eclesiástica para enseñar en 1979, tras sacar a la luz el polémico volumen “¿Infalible? Una pregunta” en el que cuestiona lo absoluto del dogma católico. Mucho tiempo después, el pensador conoció las mieles del éxito fuera del ámbito católico: en 2005, las revistas Foreign Policy y Spectator le incluían entre los 100 intelectuales más influyentes del mundo, relata Tamayo.

Contra el fundamentalismo
Pero, sobre todo, “Hans Küng ha llevado a cabo el duelo de titanes con el Vaticano de manera elegante”, teniendo como contrincante a un “colega suyo, primero, en el Concilio Vaticano II (entre 1962 y 1965), y en la Universidad de Tubinga, después inquisidor durante casi un cuarto de siglo al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe”: el actual Papa Benedicto XVI, valora Tamayo. Como es obvio, el catedrático se decanta por el intelectual, que es ahora mismo “la conciencia crítica más lúcida de la Iglesia católica” y una de las voces más beligerantes contre “el fundamentalismo instalado en la cúpula del Vaticano”.

Papa decepcionante
El teólogo, actualmente en España promocionando su libro, ha asegurado en una entrevista concedida al diario El País que Roma “siempre quiere llevar la razón. Para ella, un solo disidente sin sanción (…) pone en peligro todo el sistema”. El pontificado del Papa “ha decepcionado cada vez más a muchos católicos. Mucho me temo que (…) de Benedicto XVI, se recuerden sobre todo sus graves errores”, ha agregado.

Reconciliación intencionada
“Hasta el momento sólo ha buscado la reconciliación con grupos disidentes cismáticos, anticonciliares, antiecuménicos y antimodernos de la extrema derecha. (…). Si de verdad le importa tanto la reconciliación, podría reconciliarse, por ejemplo, con la teología de la liberación latinoamericana”, ha criticado.

Lefebvrianos y antisemitas
Precisamente, sobre la controvertida reconciliación con los lefebvrianos excomulgados Küng ha recordado que, ya en 1977, Benedicto XVI intervino por los cismáticos. “Sin duda, desde el punto de vista de su mentalidad se siente (…) más cercano a ellos, en cualquier aspecto, que a nosotros, los teólogos reformistas. Y consideró que ahora había llegado el momento adecuado para levantar la excomunión. (…). Naturalmente, no ignoraba que todo el grupo tenía una orientación antijudía y antimoderna. Creía que podría hacer la vista gorda sobre todo esto. La indignación mundial le ha tomado totalmente por sorpresa (…) tendría que responsabilizarse de haber tomado una decisión equivocada. No sólo tendría que admitir sus errores, sino mantener esa excomunión”. El teólogo ya había pedido la dimisión del pontífice por la polémica decisión.

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