Hace mucho tiempo que no intervengo en este foro por razones que no vienen al caso, pero hoy no he podido resistirme. Tengo muchas cosas que preguntarme.
A mí me gustaría saber qué grado de sinceridad se esconden tras las condenas a un atentado. Me gustaría saber hasta qué punto hay personas que usan sus condenas como una mera escenificación de sus posiciones políticas, como una forma de socializarse ("mírenme, estoy aquí y yo pienso lo que hay que pensar, soy un buen chico, etc"). Da náuseas.
Ayer (jornada de reflexión) tuve una reunión familiar. Como son casi todos de la más racia derecha galaica, empleé el día en tomar el pulso de los votantes del PP más incondicionales (los gallegos, por supuesto). En plena incertidumbre y manipulación bubernativa, ansiosos por saber quién era el responsable de la carnicería, la frase más resaltable que escuché (un prodigio de la tautología) fue esta:
-"¿Para qué queremos saber quién fue si ya lo sabemos? ¡fueron los terroristas!"
Una idea como esta (pues no lo dice mas que un muñeco del cual el gobierno es ventrílucuo) da la medida de lo que pasa por la cabeza de mucha gente. Su traducción al román paladino es esta:
"Ya sabemos que no fue ETA (si supiéramos que fue ETA, entonces sí sería importante saber quién fue; no fue ETA, ERGO, no es importante). Es cierto que no podemos sentir la rabia políticamente correcta (id. est: la rabia contra ETA, encarnación de todos los males y fórmula mágica a través de la cual podemos demostrarle a los demás que somos bienpensantes). Mañana leeremos los periódicos DESPUÉS de ir a votar para que eso no influya en nuestro voto, porque muertos, INCLUSO LOS NUESTROS, nos importan COMPARATIVAMENTE tres puñetas . Los muertos
INCLUÍDOS LOS NUESTROS no son nada comparados con la estabilidad del Gobierno y la legitimidad del aparato del Estado. Y si nuestros muertos (200 cadáveres y decenas de mutilados) nos importan COMPARATIVAMENTE bien poco, imagínese usted lo poquito que nos importan los muertos iraquíes (10 o 20.000 cadáveres, qué más da), que no han merecido 11.000.000 de manifestantes en las calles de España. Y el lunes, a trabajar, que es lo que Dios (id. est, el Gobierno) manda. Amén."
Está muy claro por dónde van a ir los tiros ahora. En cuanto me enteré de la abominable carnicería de Madrid pensé:"si es ETA, se nos pedirá rabia. Si es terrorismo islámico, se nos pedirá sacrificio". Hay que pensar así (los buenos chicos DEBEN pensar así) porque si a alguien se le ocurre recorrer la cadena causal de los atentados se puede encontrar con una espantosa verdad: tras la responsabilidad penal de quienes han puesto las bombas hay una responsabilidad política: la de quien nos ha metido en esta berenjenal. Pero eso es innombrable. Porque la caca en el ventilador salpica a todos. Mejor mirar para otro lado. Condenar las muertes "in abstracto" (esi sí, sólo las nuestras), y a otra cosa. NO MERECE LA PENA SABER NADA: SON TERRORISTAS Y PUNTO, piensa el buen chico. De ser ETA sí merecería la pena saberlo todo, y ahora tendríamos la típica retahila antinacionalista como explicación de lo ocurrido. Como no es ETA, habrá que crear un discurso general abstracto, eso sí, que no incluya los muertos que nosotros mismos asesinamos en nombre de la democracia (y del petróleo).
Todo esto me da muchísimo asco. No tengo más lágrimas para llorar, ni más tripas para revolver en ellas. Estos son los días más tristes que recuerdo.
Por otro lado, y como dije en las news de la UNED, el gobierno ha aprovechado la jornada de reflexión para anunciar lo que ya sabía desde hace días. Reflexionemos sobre qué es una "jornada de reflexión" Y "el día de los comicios" para entender esa actitud. Son los únicos días de la legislatura en los que el gobierno no tiene oposición, los únicos días en que todos los contrapesos del poder ESTÁN AMORDAZADOS, pues nuestros representantes no pueden hablar. Es el día del PODER EJECUTIVO ABSOLUTO: el día en que de la democracia formal (=un camelo) se pasa a la DICTADURA REAL (=sistema político que se caracteriza por un poder ejecutivo QUE HACE LO QUE LE DA LA GANA).
Hoy iré a votar con el alma encogida. Encogida pensando en los muertos, pero también pensando en los que estamos vivos, preguntándome qué clase de mundo estamos contruyendo.