Lo que no soy es doctrinario: no soy partidario de un liberalismo puro, pero sí de un giro liberal.
Y no es una doctrina, sino la lógica, lo que me lleva a defender por ejemplo, vender todas las televisiones públicas con deudas astronómicas.
¡¡Venga ya, hombre!! Déjate de tecnicismos, si yo hablo de algo tan elemental como racionalizar el gasto.
Sin embargo, sí que diré que en el diseño autonómico, junto a los errores técnicos, hay un detalle sutil, e ideológico que a la gente se le escapa: que es que fueron concebidas como antiespaña, como elemento disgregador, como elemento extranjerizante. Si ese no fuera su espíritu maligno, lo del cuerpo monstruoso habría tenido solución. Pero a nadie puede escapársele ya que el problema de raíz que lo contamina todo, no es técnico, sino ideológico, espiritual: la pretensión de extranjerizar España.