No me cabe duda de lo que digo, tras los últimos acontecimientos de "naufragios" ocurridos fuera de nuestras 200 millas nauticas de influencia, me refiero a los casos de Malta y Marruecos, donde al parecer aún no comparten nuestro beatífico espíritu solidario y por ende no se hacen responsables de los (naúfragos, bañistas, aventureros) hijos de Dios al fin y al cabo que se dejan ver por sus aguas, he acabado de convencerme; para eso estamos nosotros,habitantes de Jauja, que no entendemos de más leyes que la camaradería y la hermandad de todos cuantos surcan el ancho mar, ansiosos por recoger a todas esas personas que aunque huyen de algo, no sabemos de qué, pues sufren de una descorazonadora pérdida de memoria que les impide saber de donde vienen aunque saben perfectamente a donde van o quieren llegar: a Jauja, mal llamada España (Bienvenid@s sean). El caso es que ayer en la mañana paseaba por las calles de mi ciudad, cuando me encontré con un grupo de hermanos de ébano que buscaban refugio a la sombra de unas palmeras ,de la fuerte solana que ayer teníamos, me preguntaron algo y trabamos conversación , eran personas altas y con físicos bien formados, de muy saludable aspecto y francamente agradables, me sorprendí al saber de su origen cayuquero y su procedencia de algun lugar (que no quisieron concretarme) de esa nueva y terrible región del planeta llamada "Subsahara", sin duda notaron mi confusión, originada posiblemente por la impronta que en mi psique infantil causaron las imágenes que los de domund y similares nos mostraron sobre Biafra y otros horribles lugares hace tres décadas, y el fuerte contraste entre el recuerdo de esos cadáveres vivientes y estos nubios dispuestos a coger el toro por los cuernos y zarandearlo hasta que les otorgue todas recompensas de que se sienten acreedores por haber llegado hasta donde lo han hecho. Respeto la ambición, pero no me siento obligado a alimentarla ni a instigarla, aunque claro, a veces se me olvida que vivo en Jauja.