Vamos hacia una nueva humanidad, donde los poderosos, vamos a ser paradójicamente gente sin poder. En donde cada pequeña cosa, buena o mala que hagamos, estará creando un mundo nuevo, mejor o peor. Donde el mundo ya no será lo que pase, sino lo que hagamos. Donde el hacer, será quitar el miedo a los que lo tengan, donde el hacer ya no será algo compulsivo, sino pausado. Donde el hacer a veces será algo tan aparentemente nimio como ir sin prisas, pasear y de pronto, detenerse a escuchar una música preciosa que suena, sentir que el tiempo se detiene, mientras la Tierra gira, leer un libro poético, acariciarnos lenta, suave y mansamente, mirar las estrellas, perder la vista en el mar infinito, no pensar en nada, sentir el silencio y percibir el infinito, contemplar la infinita belleza y el infinito misterio que tiene nuestro mundo y tantas y tantas cosas que nos harán llorar, sí, pero de felicidad.