Es difícil llegar a un acuerdo de mínimos en este aspecto. El lenguaje expresa lo que queremos decir, si cambiamos las palabras lo que ocurre es que expresamos una opinión diferente. Hasta aquí es lícito que alguien llame a las cosas de otra manera.
El problema viene cuando un tercero copia expresiones de otros para conocer de un asunto. Sin querer, al usar su propio lenguaje no sólo copia su información sino su opinión. Esta es una estrategia intencionada de políticos y periodistas. Si llamamos conflicto a un conjunto de asesinatos, quien lo escucha muchas veces acabará por creer que es un conflicto. La información, por falta de tiempo, normalmente sólo nos llega por medio de titulares, de grandes pinceladas. Y si nos tenemos tiempo para llegar a la letra pequeña, estaremos inevitablemente manipulados. Hay que dudar de todo lo que leemos, oímos y vemos. Hay que dudar hasta que tengamos información suficiente. Hay que evitar creerse todo lo que nos cuentan. Hay que despertar espiritú crítico, pero siempre con nuestros propios argumentos.
Durante años en el País Vasco se han acostumbrado a ver cosas monstruosas hasta el punto de considerarlas normales. Los terroristas asesinaban y las víctimas era ignoradas. Nadie se atrevía públicamente a enfrentarse a los asesinos, nadie se atrevía a defender públicamente las ideas de los asesinados. En cambio, los partidarios de los asesinos, salían a la calle a montar sus algaradas con la pasividad de la polícia, ocupaban las sillas de los ayuntamientos, amenazaban pública e impunemente a sus vícitimas. Hacían ruedas de prensa como cualquier líder democrático, salían en los medios de comunicación...
Todo aquello, con la añadida modificación del lenguaje: asesinato=conflicto armado, cumplir condena=represión del Estado, asesino=preso político, brazo político de los asesinos= partido político democrático, actos delictivos contra las personas=lucha del pueblo vasco, miedo y coacción= eso no existe,no hay palabras para ello.
Todo este ambiente ha creado durante años la sensación de que actos monstruosos son normales, (con la complicidad del gobierno nacionalista), y todo ello ha hecho mella después de tantos años. En el País Vasco no existe una democracia plena, esa es la única represión del pueblo vasco. La que hace ETA y sus cómplices, la que impide que puedan defenderse ideas políticas en libertad sin que eso pueda suponerte levantarte con un balazo cualquier día.
Todo esto estaba empezando a cambiar, gracias a un gobierno que con la colaboración de la opisición cogió el toro por los cuernos. Pero de nuevo estamos dando un paso atrás. Y con ello vuelve el lenguaje manipulado.