"...Primero pueden venir palizas a la madre y luego a los hijos...por eso, cuando veais que un hombre se da a la bebida o tiene celos de su mujer, es el mejor medio de alarma para comunicarlo a un pariente y que observen de cerca esos cambios, porque desencadenan normalmente en lo que ya sabemos de sobra"
Hay parientes que se esconden ante esto porque no saben como afrontarlo, incluso no acogerian a la víctima por "miedo" a que venga el maltratador y les monte el pollo a las tantas de la madrugada... los hay que incluso se lleva mal con la víctima y se alegran de lo que la pasa "se lo merece, ya se lo dije, ahora que se j"... o simplemente ya no pueden contar con nadie.
(También está el caso contrario, es el pariente vengador , "si pega a mi hermana lo mato" y ya tenemos el telediario montado )
Luego está la víctima que ante una denuncia de un vecino, se pone de parte del maltratador y deja al vecino en ridículo...
Es así de complejo, de repugnante y de difícil solución...crucemos los dedos porque solo lo conozcamos en los medios de comunicación, porque tiene que ser para volverse loca.
Pues lo que está claro es que nos debemos un compromiso en este sentido. ¿Vamos a tener que tener un policía por mujer? eso es imposible e incluso las medidas de alejamiento se incumplen y no se puede hacer nada...a pesar de la pulsera esa famosa y los teléfonos para llamar a la poli...eso reducirá en algunos casos la tentativa del maltratador a perseguir a su objetivo, pero el miedo que tendrá la mujer, jamás se le irá, porque siempre tendrá que mirar hacia atrás...
Sinceramente, yo doy a conocer lo que a mi y a muchos nos ha funcionado, que es el matrimonio cristiano de verdad, convencido que uno se debe respetar al otro. Quién cumple eso como se dice en las escrituras, no llega a estos casos de violencia...
Efesios 5: 21 - 33
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21 Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo.
22 Las mujeres a sus maridos, como al Señor,
23 porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo.
24 Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
25 Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra,
27 y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.
28 Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.
29 Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia,
30 pues somos miembros de su Cuerpo.
31 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne.
32 Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia.
33 En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la mujer, que respete al marido.
Un abrazo.