Hay una serie de variables con las que hay contar:
1) No se sabe nunca a ciencia exacta quiénes son personas sanas en relación Covi 19. Puede ser positivo el vecino o puede ser el tendero del pan.
2) Hay gente bastante puerca y con menos empatía. Eran guarra antes y ahora son plus guarros. Siguen tosiendo o pasando corriendo a 20 kilometros por hora al lado tuya. Bien es cierto que quien corre a esa velocidad tiene pinta de estar bien sano jeje, si no , no correría tan alegre...pero lo mismo que pasa esto, tose cualquiera en cualquier lugar.
3) Consecuencia de punto 1 y punto 2 , para que no hubiera ninguna necesidad de mascarillarse (lo cual aborrezco) tendría que ser 100 % personas sanas en relación con Covi 19, y eso es imposible.
Bien, dicho estos matices, está claro que los medios nos dirán los brotes que les dé la gana, los fallecidos que quieran y los contagiados que les parezca etc etc.
Lo más sensato, porque la mascarilla no es sano, es hacer usos de ella con sentido común, sitios cerrados y donde no pueda guardarse la distancia. En el coche, al aire libre, en tu casa pues no hay que ponérsela.
Y cuando hay que ponérsela, no ponérsela en el codo o en la papera, sino en nariz y boca.
1. Lisa y llanamente... ¡Mentira! Una excusa barata, para generalizar la sospecha. Hay trillones de cosas parecidas en el cuerpo humano, durante toda la vida, que pueden ser fácilmente diagnosticados como eso, que dicho sea de paso no es tan grave. Antes que poner mascarillas, que se audite absolutamente toda la actividad de los médicos y profesionales sanitarios. Que se ponga coto al sobrediagnóstico y al sobretratamiento. No hay excusa para tratar de enfermos a los que no lo son. Vamos a ver: el sobrediagnóstico y el sobrretratamiento es la peor de las corrupciones y el peor de los crímenes, es la tercera causa de muerte en el primer mundo. Es un genocidio de magnitud aceleradamente creciente. Es como decir: pues como no se puede poner fin a esa plaga del sobrediagnóstico y del sobretratamiento, como no se puede poner a esa corrupcion y a ese crimen, que continúe el genocidio y la corrupción que suponen el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Y yo digo: para el carro.
2. Esta costumbre, es ciertamente mala, pero en modo alguno grave, si no fuera por el sobrediagnóstico y el sobretratamiento. Póngase coto a eso, con pequeñas multas, pero no lo pongas al nivel del genocidio y la corrupción que suponen el sobreediagnóstico y el sobretratamiento. Porque si están sanos, están sanos y si están levemente enfermos, no se los debe tratar como gravemente enfermos. Párese el sobrediagnóstico y el sobretratamiento en todas sus dimensiones. Y después hablamos de las pequeñas faltas. La sanidad hay que auditarla entera. En el sector sanitario hay más corrupción que en el político, y casi tanto como en el bancario, mediático, etc. ¡Párese eso!
3. Consecuencia del sobretratamiento y del sobrediagnóstico. La mascarilla es una manifestación más de la corrupción y el crimen del sobrediagnóstico y del sobretratamiento. ¡Párese! Los hay que defienden el sobrediagnóstico y el sobretratamiento, sin tener ni idea del crimen que eso supone.
El resto no tiene justificación, porque sólo se sostiene bajo la premisa de que el sobrediagnóstico y el sobretratamiento tienen que seguir, pero con coronavirus o sin él, es la tercera causa de muerte en el primer mundo.
Había una fundación fundada por Peter Gotzsche, la fundación Cochrane que auditando prácticas sanitarias, descubría crímenes, evitaba otros muchos y ahorraba a los gobiernos y a los contribuyentes miles de millones de euros. Esto era muy bueno para los gobiernos y no digamos para la ciudadanía. Pese a ello, muy pronto, los gobiernos, los médicos corruptos y los laboratorios farmacéuticos empezaron a mirarlos con malos ojos. Finalmente las farmacéuticas pusieron allí sus sucias manos, con ayuda de los gobiernos y la fundación Cochrane se desvirtuó y Peter Gotzsche fue expulsado de ahí, pues habiéndose corrompido la fundación, Gotzsche ya no pintaba nada ahí. La prueba evidente de que los gobiernos y los partidos nunca miran, ni mirarán por el bienestar de la ciudadanía.
Y la operación para convertir a los sanos en pacientes crónicos, (sobrediagnóstico y sobretratamiento) ya estaba en marcha antes de esto del coronavirus. Y ahora esto no ha sido sino la sublimación del sobrediagnóstico y del sobretratamiento. La pena es que Cochrane ya no es lo que era, porque si esto se auditara, mejor dicho, cuando se audite, debería caérsele el pelo a más de uno.
Sobrediagnóstico y sobretratamiento, crimen de Estado a nivel mundial. A eso se reduce todo.