Hola a todos, son muy interesantes todos vuestros comentarios.
Por lo que pueda ayudar, comento mi caso: hace diez años aprobé tramitación, tras la segunda vez que me presentaba y sin tener ni idea de derecho. Fue duro, fue dedicarse a tiempo completo, sin tener vida social, fue sacrificar la vida que tenía para tener la vida que tengo ahora. Pero lo conseguí. Ahora, visto en retrosprectiva, tuve bastante suerte, porque aprobé cuando todavía no se había puesto tan elevado el nivel requerido.
Una vez apruebas, el trabajo tiene poco que ver con la literalidad de la ley, esa que te sabes al dedillo, pero que luego lamentablemente no usas demasiado. Todo se reduce a procedimientos muy tasados y modelos normalizados. Esa parte fue, una vez superada la entrada en el juzgado, la parte que más me desanimó. Pero a mi me parecía que había que ir un poco más allá, buscar los por qués de lo que hacemos, y confiando en ello me embarqué hace cuatro años en el grado de Derecho en la UNED. Todavía me quedan al menos dos años para terminar, pero puedo deciros que ni la manera de estudiar ni la presión, ni el objetivo son los mismos que en la oposición. Como dicen algunos compañeros, en la carrera, si una asignatura la llevas un poco peor, pero sacas un 5, te quedas tan contento y sigues adelante. Las pequeñas metas que son cada examen superado saben a gloria, pero realmente no importa (o no es fundamental, al menos en principio, porque como en todo, hay matizaciones), la nota. Sin embargo, en la oposición tienes que ser el mejor, tienes que ir a por la nota máxima posible. No vale tener una idea generalizada, no. Tienes que sabértelo como el padrenuestro.
Mientras no hay convocatoria, pueden parecerse en algo ambos estudios, son como una carrera de fondo. Pero en el momento que hay convocatoria, la oposición se convierte en un sprint final casi diario.
Con todo, son unas oposiciones bonitas, duras, pero bonitas. Y el trabajo, si uno es capaz de mirar más allá de los papeles, es un trabajo digno de hacerse y digno de "dignificarse". Al que quiera estudiar para opositar para justicia le diría que tenga claro que va a entrar a formar parte, si aprueba, de la "función pública", y nuestro trabajo es, ante todo, servicio público, servicio a los demás. Detrás de cada papel, de cada escrito, de cada oficio, de cada demanda, hay una persona con un problema a resolver, con una vida estancada en algún punto, y nuestra labor es darle trámite y agilidad al proceso.
Y después de todo esto, solo puedo deciros que tan importante como lo son las ganas de opositar, y la organización y constancia en el estudio, lo es también la buena alimentación, el deporte, la salud mental y emocional, y sobre todo...un buen apoyo en el ámbito cercano y familiar. No todo el mundo va a comprender el camino que vais a comenzar, y en muchas ocasiones os tentarán con abandonar. Rodearos de personas que sumen, que apoyen, y que estén ahí para los momentos en los que la montaña rusa emocional en la que os vais a montar, tenga bajadas vertiginosas.
Mucha suerte, y a por vuestra plaza. En todo lo que se pueda echar una mano, y a pesar de que sí, la oposición es una competición, aquí estaremos.