Buenos días,
Estimado Picapleito, tanto mis padres como yo misma, sufrimos ese calvario y te entiendo perfectamente. Sólo alguien que ha pasado por esa experiencia puede entender lo que supone realmente. La primera pregunta que te suelen hacer tus propios vecinos y, a veces, la policía cuando les llamas a menudo, es si eres un "tiquismiqui" y el consejo más común es que hay que saber aguantar y ser comprensivo. Ahora, casi todos los ayuntamientos tienen ordenanzas relativas a la contaminación acústica, pero en la época en la que nosotros tuvimos ese problema, no. Yo sé que esa tortura diaria e injusta, totalmente injustificable, llega a sacar lo peor de tí y la desesperación puede llevarte a tener un enfrentamiento con ellos que te desaconsejo totalmente. Primero, porque, por desgracia, tal como funcionan las cosas en nuestro país, tienes las de perder y, segundo, porque tú no eres así. Una vez has hablado con ellos y persisten en esa actitud, ya sabes que el diálogo no tendrá ningún fruto, pero la vía judicial es lenta y no siempre es fácil conseguir una sentencia favorable y satisfactoria, además del dinero y energía que tendrás que emplear.
Algo que suele dar buenos resultados y que además puede servirte a modo de prueba es que acudas al consejo abierto de tu ayuntamiento. No sé si en todas las ciudades existe, pero en Barcelona, cada distrito suele celebrar tres o cuatro consejos en los que pueden participar todos los ciudadanos que lo deseen. Llegas, rellenas un documento en el que debes ser muy explícito y conciso, pero intentas hacer un resumen muy ajustado de todas las incidencias que has tenido. Posteriormente, te van llamando y te dejan leer tu escrito y añadir lo que quieras en el tiempo que te asignan. En Barcelona, esos consejos se graban y los cuelgan en la web, con lo que son públicos. Después, están obligados a darte una respuesta. Normalmente, envían a la guardia urbana para que haga un seguimiento del tema, mediciones, etc., pero te contestan (están obligados a ello). Si no lo consigues a la primera, ves a todos los consejos abiertos que haya e insiste. Al final, tendrán que escucharte y darte una solución. Si no te satisface, tendrás copia de todos esos documentos y el ayuntamiento será conocedor de esa problemática y tiene importancia que el regidor que corresponda sepa qué sucede en tu caso. Yo acudí a esta vía, porque no podía permitirme acudir al juzgado y, al final, nos ayudaron. Es cierto que es más efectiva cuando se trata de ruidos de un establecimiento público como un bar, ya que inspeccionan, ven si tienen licencia, etc., pero en el caso de vecinos, también pueden mediar.
Por último, si pudieras marcharte y dejarlos atrás, sería lo mejor para tu salud, lo más rápido y efectivo, pero, por propia experiencia, sé que eso no siempre es factible.
Deseo que puedas solucionar este problemón de la mejor forma posible, porque la tortura del ruido es una invasión de tu intimidad y una lesión a tu integridad física y psíquica.
Ojalá pudiera ayudarte más. Saludos y que consigas que se respeten tus derechos.