Yo la actitud de Pedro Sánchez la criticaría desde varios puntos de vista, siendo lo más objetivo posible:
1º- Una baja legitimidad de origen que proviene desde su designación en el año 2014 como secretario general y nuevo líder del PSOE, porque consiguió el 49% de los apoyos en las primarias de su partido, frente al 51% si sumamos los votos de sus competidores (Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias). Por tanto, de pronto se encuentra con un partido donde la militancia está dividida en cuanto a sus posiciones, de lo que es reflejo que Sánchez no consiguió la mitad del apoyo de su propio partido.
2º- Si tiene una baja legitimidad de origen, por tanto tendrá una escasa o al menos muy mermada legitimidad de ejercicio. Esa división del partido ha sido la que se ha venido gestando hasta estos momentos, que principalmente tomó forma cuando surgió Podemos en el ámbito político en toda España, cuando el PSOE perdió votos en favor de éstos. Ahí se tomaron decisiones de apoyar a Podemos o sus confluencias en ciudades, a cambio del apoyo morado en Comunidades Autónomas.
3º- Relacionado con la anterior, el PSOE no supo hacer frente ya desde las elecciones europeas del año 2014, al fenómeno político que constituye Podemos. Por tanto la inquina de ciertos sectores del partido a permanecer inamovibles a los cambios, no le fueron favorables para su causa.
4º- Desde un votante conservador del PP, claro le diría que no tiene interés por España ni que salga adelante, pero es que ese mismo análisis es en definitiva el que un votante de Podemos llega a la misma conclusión. Es decir, palos tiene desde todas las ideologías, pero que al final el objetivo es el mismo.
5º- Cualquier otro de los dos aspirantes a la secretaría general del PSOE, y por tanto a ser el candidato de su partido para las elecciones generales, como lo fueron en el año 2014 sus competidores Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, hubiese leído los resultados electorales de una forma más clara, es decir, girando hacia una abstención al PP o a una apuesta por un gobierno del cambio con Podemos y con los independentistas vascos y catalanes.