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RELATO DE HECHOS
El 4 de noviembre de 1979 la Embajada de Estados Unidos en Teherán (Irán) fue ocupada por medio millar de estudiantes islámicos, resultando detenidos en condición de rehenes 52 ciudadanos norteamericanos, en su mayor parte pertenecientes al personal de la Embajada. El asalto a la Embajada se produjo tras el triunfo de la revolución islámica en Irán y los estudiantes exigían la extradición del Sha, quien en esos momentos se encontraba en Estados Unidos. En una comunicación pública los dirigentes de los asaltantes declararon que cualquier intento de liberar a los rehenes podía acabar con la destrucción de la Embajada.
En los días previos al asalto se habían producido manifestaciones ante la legación diplomática e intentos de entrar en la misma por la fuerza. Dichos intentos no tuvieron éxito gracias a la disuasión de las unidades de marines que protegían la Embajada. El día del asalto, la Embajada recibió varios avisos advirtiendo del riesgo de que se produjera un intento de entrada masiva en los locales diplomáticos. Aunque el Embajador dirigió varias peticiones de protección a las autoridades iraníes, no se reforzó la presencia policial frente a la Embajada. En el momento del asalto la policía iraní se mantuvo inactiva a pesar de las numerosas peticiones que se realizaron desde la Embajada a las autoridades iraníes. Tras el asalto las autoridades iraníes no realizaron ninguna actividad a fin de liberar la misión diplomática.
A mediados de ese mismo mes, el Presidente Carter ordenó el fin de todas las importaciones de petróleo desde Irán, al tiempo que bloqueaba todas las propiedades e intereses del Gobierno de Irán que estuvieran sujetos a jurisdicción de los Estados Unidos. Con posterioridad, el Banco Nacional Iraní revocaba las licencias con las que operaban diversos Bancos Norteamericanos en Irán. Tras el asalto a la Embajada, tanto Estados Unidos como Irán ordenaron la reducción inmediata del personal diplomático y consular acreditado ante el otro país. El 7 de abril de 1980 Estados Unidos anunció, entre otras medidas, la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán.
Como consecuencia de la denominada “crisis de los rehenes” el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dictó varias Resoluciones, en dos de las cuales, la 457 (1979), de 4 de diciembre y la 461 (1979), de 31 de diciembre, se exhortaba urgentemente al gobierno iraní a que liberara inmediatamente al personal de la Embajada, al tiempo que se pedía a los Gobiernos de Irán y Estados Unidos que actuaran con la mayor moderación en el tratamiento de la situación.
El 24 de abril de 1980, los Estados Unidos lanzaron una operación militar de rescate de los rehenes, en la que estaba previsto que participara un comando especial apoyado por ocho helicópteros de combate. El fallo mecánico de tres de los aparatos obligó a los responsables a poner fin a la misión cuando los helicópteros se encontraban en una zona desértica al oeste de Irán. El Presidente Carter, en un discurso televisado el 25 de abril sostuvo que la acción no estaba dirigida contra Irán sino que había sido preparada con fines humanitarios. Los Estados Unidos, en una carta fechada el 25 de abril de 1980 y dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad, afirmaron que la operación había sido llevada a cabo en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa con la intención de liberar a los nacionales americanos que habían sido víctimas del ataque armado a la Embajada.