EL PLANETA DE LOS TELESIMIOS.
El aire estaba más puro. En el cielo no se veían esos pájaros que devoraban personas, sino los pájaros de toda la vida. El sol besaba mi espalda y me hacía un cosquilleo agradable. Todo estaba muy bien. Un momento: ¿todo? Me pellizcaba, me tocaba, era el único humano en la calle. Por la calle paseaban seres semihumanos, infrahumanos, parahumanos. ¿Nos habían invadido los marcianos? ¿De dónde habían salido? La humanidad había sido devastada, es como si yo fuera el único superviviente. Un momento: una guerra de devastación, pero… ¿cómo? ¿Cómo no había escombros? ¿Cómo todo seguía en su sitio? Y esos marcianos, si no eran humanos… ¿qué eran? ¿Alienígenas? ¿Zombies creados por estos? ¿Locos escapados del manicomio? ¿Masones escapados de sus logias? Quería tocarlos, para ver qué clase de seres eran, pero no se dejaban. Un indicio poderoso de su falta de humanidad.
Voy a lo que antes eran supermercados y ahora me parece,,, no sé. Y me los vuelvo a encontrar. Un momento… hablan lenguaje humano, parecen temerosos. No sé si ellos se metieron dentro de la tele, o la tele se metió dentro de ellos, pero parecen cambiados. Parecen simios o mejor aún, telesimios. Me vuelvo a tocar, me vuelvo a pellizcar, no me creo nada. Parece un mal sueño, una horrible pesadilla. Me voy alejando, vuelvo, los veo otra vez. Parece que salen corriendo cuando ven a un ser humano. Entonces, me pregunto cómo han conquistado la Tierra, cómo nos han despojado a los humanos de ella, con ese miedo tan patológico. Ven a un humano y les parece que es un agente bioterrorista, con armas bacteriológicas de destrucción masiva. Parece como si creyeran aquello que dijo un acusado por el 11-M, finalmente absuelto, de que tenía un secador de pelo más potente que 100.000 bombas atómicas. Llego a mi casa, me vuelvo a pellizcar, miro por la ventana, los vuelvo a ver. No sé si vivo soñando, o si sueño despierto, Un virus informático me desconectó del sistema, me reseteó el ordenador y finalmente me quedé sin poder escribir esta carta.