Oficial de la Policía Nacional y condecorada por la ONU
María Esporas: "Parece que las mujeres tenemos fama de problemáticas y bastante revolucionarias"
María Esporas es una oficial de la Policía Nacional de Santiago que cuenta con dos condecoraciones de la ONU por sus labores de paz en Haití ·· Hoy investiga los delitos sexuales, la violencia doméstica y los casos en los que se ven envueltos los menores ·· Este viernes recibirá un homenaje en el Hostal
María Esporas es oficial de la Comisaría de la Policía Nacional de Santiago. Trabaja en el SAF (Servicio de Atención a la Familia) con mujeres maltratadas, investigando casos de violencia sexual y atendiendo a menores que sufren daños, o que cometen algunos delitos. Hace unos meses se convirtió, además, en la primera mujer gallega en acudir a la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití, una labor humanitaria y de paz por la que recibió dos condecoraciones de la ONU. Mañana viernes, el Ayuntamiento celebrará un acto (a partir de las 20.00 horas en el Hostal dos Reis Católicos) para homenajear y destacar la vida de ocho mujeres singulares. Una de ellas es María Esporas.
_ Antes de ser policía estudió Turismo, ¿qué le hizo cambiar?
_ Siempre quise ser policía, pero mi familia me dijo que antes tendría que realizar alguna carrera. Pero eso me permitió aprender inglés y francés.
_ Ingresó en la Academia, en Ávila, en el año 1997. ¿Es cierto que las pruebas físicas de ingreso son muy duras?
_ Había que correr los mil metros y pasar algunas pruebas de elasticidad y de fuerza. Respecto a esto último, las mujeres teníamos que mantenernos sujetas a una barra bastante tiempo. Los hombres tienen que subir y bajar a pulso. A las mujeres no nos lo exigían porque es casi imposible para nosotras. De hecho, únicamente conozco a una chica que es capaz de hacerlo. Sí, eran unas pruebas difíciles y para pasarlas necesitabas prepararlas muy bien.
_ Sus primeras prácticas como Policía las realizó en el año 98 en Compostela. No habría muchas mujeres por entonces ¿Cómo fue?
_ Solicité esta Comisaría porque así estaba cerca de casa (mis padres viven en Abegondo). Era la única mujer, pero la acogida fue muy buena. La Comisaría de Santiago es la mejor de España para hacer prácticas. El trato hacia el alumno por parte de los jefes y los compañeros es asombroso. Siempre tratan de ayudarte y enseñarte. En esa época, la infraestructura de la Comisaría no estaba preparada para recibir a las mujeres, pero en ese mismo año se hicieron baños, duchas y taquillas también para nosotras.
_ Después estuvo en San Blas, uno de los barrios de Madrid más conflictivos, y en la Comisaría General de Información de la capital española cuando fue el atentado de Atocha del 11 M. ¿Qué recuerdos tiene?
_ San Blas se conocía entonces como el mayor supermercado de la droga de Europa. De hecho ahora salen de allí las Kundas. Los kundas son los coches que transportan a la gente hasta la Barranquilla (al lado de Mercamadrid), en donde se vende actualmente la droga. Y, en cuanto al atentado, lo que se vivió en Madrid ese día fue horroroso. A nivel profesional, no quiero comentarlo.
_ Quiso volver a Compostela.
_ A finales de 2004 ya era oficial. Salió una plaza aquí en Santiago, y pedí el traslado. Trabajé en la Oficina de denuncias. Mi labor consistía en recibir a toda la gente que entra en la Comisaría con cualquier problema y tramitar sus denuncias al departamento que correspondiese. Me gustaba, no era nada aburrido, pero sí que es verdad que es uno de los lugares menos agradecidos porque recibes el trabajo pero no eres tú quien resuelve la investigación.
_ Y desde septiembre de 2007 hasta junio de 2008 estuvo en Haití...
_ Nunca creí que fueran a seleccionarme. Tenía la duda de que al ser mujer, y como tenemos fama de problemáticas y de ser revolucionarias, me cogieran. Además, los datos están ahí. El tanto por ciento de féminas que van a estos lugares es mínimo. En Haití sólo éramos tres mujeres por 43 hombres procedentes de España.
_ ¿Tuvo algún problema de machismo a lo largo de su carrera?
_ La única vez que me sentí menospreciada por ser mujer fue en Haití. El jefe de personal era de Chad, y no entendía que, siendo una mujer, y blanca, pudiese hacer bien mi trabajo. Afortunadamente, su opinión sobre mí cambió y hoy tengo un gran recuerdo de esta persona. De hecho, me he traído de Haití muchas cartas que me felicitan por mi trabajo.
_ ¿Cuál era su labor?
_ Era formar a los policías de Haití en temas relacionados con el tratamiento de las víctimas de los malos tratos y agresiones sexuales. Y es que si aquí ya es un problema, en Haití ni te puedes imaginar. Es uno de los países más pobres del mundo. El adulterio de los hombres es algo normal, pero el de las mujeres estaba penado hasta hace poco. No hay, tampoco, enseñanza pública para los menores. La pobreza es total. Comen, básicamente, arroz y harina.
_ También fue responsable de gestión del personal de 99 agentes.
_ Sí, tras unos meses allí, el americano John Lonsway, director de la operación, me nombró responsable de la gestión de personal de la policía. Pero, además de eso, los compañeros y yo también visitábamos los orfanatos y les llevábamos golosinas o juguetes.
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