;

Autor Tema: Carta a un editor, regalándole una idea.  (Leído 1149 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado simple22

  • Licenciados
  • *
  • Mensajes: 14754
  • Registro: 14/09/08
  • En la playa cesa el oleaje.
    • www.uned-derecho.com
Carta a un editor, regalándole una idea.
« en: 10 de Abril de 2020, 14:49:22 pm »
Estimado editor:

Primero, quiero decirle, que si está usted encerrado por decreto, que lo siento mucho por usted, que lo acompaño en el sentimiento. Hasta aquí nuestras tristezas de todos los días, que un día no muy lejano, acabarán o se aplazarán.

Pero ahora vamos con lo positivo, para ustedes. Miren: tienen una oportunidad increíble de prosperar y, lo que es mejor, haciendo feliz a la humanidad entera. Hay mucho que investigar con el tema del coronavirus. Pueden escribir libros apasionantes, que den la vuelta a una situación francamente patética para los ciudadanos de a pie, no así para los poderosos. Yo creo honradamente, me lo dice mi intuición, que la crisis del coronavirus ha sido un fraude gigantesco, descomunal, que todo carece por completo de base científica seria, que incluso es algo delirante, demencial y todavía me quedo corto.

Contacten con científicos honestos, y se lo corroborarán. A ver: el coronavirus es una enfermedad bastante aparatosa, como la gripe. Puede que un poco más. Un tío mío se estuvo 18 días con fiebre. El coronavirus es real, pero el peligro se ha sobredimensionado. Los muertos son reales, pero no sabemos hasta qué punto han muerto de coronavirus. Y eso de que por salir, cualquiera lleva la bestia de la muerte guardada en su cuerpo, eso es lisa y llanamente delirante. Se han colapsado las urgencias y el colapso es real, pero la alarma era infundada y ha sido alimentada artificialmente por los medios y eso ha provocado el colapso de las urgencias: el miedo patológico a morir. Hay una ley no escrita que siempre se cumple: lo que temas, pasará. Y el miedo a la muerte, atrae muerte.

La OMS está financiada fundamentalmente por capital privado, y sirve más a intereses privados de las farmacéuticas que al interés general. Se sabe, y voy a comprar libros al respecto, que las farmacéuticas incentivan a los médicos en unas líneas de investigación, en unos proyectos que proporcionan beneficios mutuos. El médico receta una cosa y los laboratorios le dan su parte, en forma de participación en lucrativos negocios de los proyrectos de investigación. Esto ha pasado. No digo que pase siempre, pero sí muy a menudo. El incentivo está ahí.

Y esto que sin duda, es interesante, no lo es menos que el siguiente apartado: el peligro para la libertad que estas medidas suponen, el atropello de la dignidad humana, el que cualquier cosa parecida al coronavirus que tenga algo que ver con ello, sea diagnosticada como coronavirus, el que el Estado se haya apropiado de nuestros cuerpos y de nuestras almas, las consecuencias sociales que tiene el ser diagnosticado de coronavirus, el aislamiento sin derecho a visitas de los familiares, la pérdida del puesto de trabajo, no por las consecuencias económicas, que también, sino sobre todo porque tal y como se plantean las cosas, el despedir a un coronavírico, puede ser planteado como el mal menor para salvar las vidas del resto de los empleados, etc.

Pero aún hay más. Soy creyente, cristiano, no soy católico, pero respeto a los católicos. Por eso pido perdón de antemano por la metáfora que voy a emplear.

Este sistema científico-médico se quiere imponer como una religión oficial. Como la nueva religión oficial en todo el mundo. Los expertos, médicos oficiales, científicos oficialistas, son creídos como una especie de brujos de la corte del poder político, como una especie de sumos sacerdotes de una casta científico-sacerdotal. No hay un Papa de la cruz verde, no hay un Papa de las industrias farmacéuticas, pero sí hay una especie de curia, de oligopolio, de oligarquía, que podría calificarse como de papado sin Papa, en la medida en que tiene un papel parecido e incluso más acentuado que la Iglesia medieval, e incluso moderna, que incluso llegó a imperar sobre todos los Estados. En España esta nueva teocracia funciona: ya ve que hay partidos socialistas, comunistas, separatistas y liberal conservadores, pero todos los partidos están con el oficialismo científico. Es decir: los partidos son primero oficialistas científicos, y luego,  tienen su ideología. Y esto es así, de igual modo que, por ejemplo, en la España del siglo XVI, había muchas sensibilidades, pero por encima de todo eran casi todos católicos.

En fin, no quiero abrumarlo más, pero es para que se dé cuenta de la oportunidad que tiene, y sobre todo del deber con la humanidad. Porque cuando estos brujos, estos magos negros de la ciencia oficial sean desenmascarados, la humanidad vivirá mucho mejor.

Un saludo y que le sea leve el encierro, porque quizá usted no lo sepa, pero está secuestrado. Igual que millones de seres humanos.

La madurez, el talento y la sabiduría no tienen ni edad, ni sexo, ni jerarquía.