A lo largo de otro hilo surgió el tema conexo de la admisión o no de la pena de muerte. Así que aquí se abre este.
Hay muchos argumentos en contra de la sola consideración de la pena de muerte. Entre ellos podemos resaltar los siguientes: se trata de una pena inhumana, contraria a los "avances" que en materia de derechos humanos se han producido (especialmente en lo tocante a declaraciones supuestamente universales); también se habla de que no soluciona nada, puesto que no constituye una disuasión eficaz contra los futuros criminales merecedores de la misma, constituye más una venganza que un estricto acto de justicia y, sobre todo, se sostiene que nadie tiene derecho a privar de la vida a ninguna otra persona, así como que se trata de una pena "sin vuelta atrás", en la que es fácil cometer errores irreparables. Este último argumento es, en mi opinión, el más peliagudo de todos, y por ello merecerá el ser tratado en último lugar.
Ya dije en su momento que yo era un firme partidario de la pena de
muerte porque considero que ciertos crímenes no es que no merezcan otro tipo de pena, sino que no la tienen. Es decir, que más que ser partidario de la pena de muerte "en general", soy partidario de la pena de muerte en casos cualificados... muy cualificados.
Efectivamente, existen determinados crímenes que, por su violencia, forma de ejecución, nivel de bestialidad y/o sujetos a los que afectan, son imposibles de reparar y no digamos ya de "recuperar" para la sociedad a los criminales que los cometen. Un individuo -por llamarlo de alguna forma- que viola y mata a una niña, es encarcelado y sale de permiso, aprovechando el mismo para hacer otro tanto, no tiene solución. No la tiene. Por mucho que se
empeñen los adalides de la reinserción. Porque o una de dos: o
es un enfermo o es un cabronazo de marca mayor. Si es lo segundo
no merece otra cosa que la muerte, y si lo primero... bueno, si
se recuperase de su "enfermedad" y se percatara de la enormidad
de lo que ha hecho, no le cabría otra solución que suicidarse. Así
pues lo mejor, lo más adecuado, incluso lo más humano, es
ajusticiarlo. Y cuanto antes. Y si no se recuperase sigue siendo
un peligro y como la prisión perpetua está abolidad... sacad
vuestras propias conclusiones.
Tenemos también el caso del terrorismo. Un sujeto que coloca una
bomba y revienta a un montón de personas de forma indiscriminada.
¿Qué pena merece este individuo? ¿La cárcel? En un sistema penal
donde la pena máxima es de 20 años a lo sumo este tipo de hideputas están a sus anchas, y no digamos nada si a esa pena irrisoria le aplicamos los beneficios establecidos. Fijaos bien: ni siquiera en caso de guerra declarada se permite a los respectivos ejércitos el atacar indiscriminadamente a población civil. Incluso en los peores momentos de las peores contiendas militares, los países civilizados han aplicado la pena de muerte a sus propios soldados cuando estos han realizado ciertos actos contra esa misma población civil, al menos nominalmente. Mientras, estos animales matan impunemente sabedores de que en una sociedad como la nuestra todo lo más que les ocurrirá es ocupar una celda mucho más confortable que algunas casas, donde podrán celebrar con buen vino -ya que las autoridades penitenciarias tienen miedo a
negarles esta posibilidad- los sucesivos atentados de sus
"kamaradas" constra esa sociedad opresora.
Yo mantengo que quienes cometen estos u otros actos similares no
pueden ser considerados personas en sentido pleno, sino como
una amenaza clara y evidente ante una sociedad -esta sí, compuesta de personas- que tiene perfecto derecho a defenderse de la forma más eficaz posible. Cuando un tigre ataca un poblado hay que acabar con él, porque de lo contrario seguirá atacando, y si se le encierra sólo servirá para detraer recursos. Recursos que son
absolutamente necesarios para cubrir otras necesidades. Además,
su olor atraerá a otros depredadores.
Ahora pasemos a ver por qué esos argumentos en contra de la pena de muerte no me parecen adecuados. Iré por partes:
1) Pena inhumana.-
Parece ser que hay quien opina que la pena de muerte está proscrita implícitamente en las sucesivas -e igualmente inútiles- Declaraciones de Derechos Humanos. Curioso que las mismas sociedades que romulgaron la más famosa de todas ellas se dedicaran con gran ficacia a ejecutar -por las mismas fechas- a aquellos que fueron considerados criminales de guerra y culpables de crímenes contra la humanidad. Nada que objetar a esto por mi parte, ya que aquí se pone de relieve algo que considero capital: la consideración de la humanidad como algo superior a la vida humana tomada individualmente y, por lo tanto, merecedora de "algo" más de respeto. Por lo demás, estas declaraciones tan bien intencionadas no prohiben dicha pena de muerte, porque de ser así... ¿qué coño hacen todos esos países que suscribieron la Declaración aplicándola? ¿qué coño hacen el resto de Estados no denunciando dicho incumplimiento? y sobre todo ¿qué coño hacen estos Estados tan humanitarios comerciando y manteniendo relaciones muy amigables con esos "bárbaros" que aplican
una pena tan inhumana y que contraviene tan "claramente" la famosa
declaración de los derechos humanos?
2) No disuade a futuros criminales.-
Vaya que no. Intentad poneos por un momento en la piel de alguien
que haya pensado seriamente en cargarse a otra persona. Y acordaos de ese dicho tan popular: "de la cárcel se sale, del hoyo no". Y ahora pensad que ese dicho se transforme en lo siguiente: "este se va a ir al hoyo y yo con él" ¿A que la cosa cambia un poquito? Estadísticas hay muchas, e interpretaciones más todavía. Pero hay algo muy cierto: ESE criminal al que se le aplica la pena de muerte ya no vuelve a cometer ningún crimen más.
3) Venganza vs. justicia.-
¿Y qué? ¿acaso no es humano desear vengarse de quien te ha producido un daño insufrible? ¿acaso la justicia no tiene un componente humano? Porque si no fuese así tampoco sería justicia. Lo que es necesario es regular esa "venganza" de forma que no se convierta en algo desproporcionado. Pero debe cumplirse a rajatabla el axioma de que el castigo ha de ser -cuanto menos- igual que el daño causado, porque de lo contrario es cuando no existe justicia. No debe causarse más daño del necesario para evitar una situación injusta, de acuerdo, o para castigarla, pero ese daño necesario debe ser al menos igual al daño sufrido (por supuesto siempre aplicado al causante directo), evitando -por motivos obvios- la aplicación de medios que causen un sufrimiento gratuito.
4) La vida es sagrada.-
Claro. Y la nuestra también. Esos criminales no son personas y por
tanto su vida ha dejado de ser sagrada desde el mismo momento en que consideraron a las demás personas como objetos dispuestos por ahí para satisfacer sus diferentes ansias o sus ideologías. ¿Alguien puede considerar igual de sagrada la vida de Irene Villa que la del hideputa que colocó la bomba bajo el coche? Ah, que esta muchacha fue un daño colateral en una guerra librada contra el opresor... Venga hombre.
5) Pena sin vuelta atrás.-
Esto es lo peliagudo. Y difícil de conjugar con la idea de
justicia. Yo mismo considero justísimo ajusticiar a un criminal,
pero no puedo justificar de ninguna forma que se acabe con la
vida de un inocente. ¿Cómo podríamos conseguir esto? Es difícil
y habría que extremar mucho las precauciones, dando prevalencia
absoluta a las pruebas físicas y científicas antes que a las
"humanas" o basadas en valoraciones de testigos. Y no hablemos
ya de las pruebas circunstanciales, que en ningún caso deberían
ser admitidas en casos donde pudiera recaer en un reo la pena
de muerte. Por otro lado, sería necesaria una amplia reforma de
la labor policial en el ámbito de la investigación, ya que
actualmente deja mucho que desear, como se ha puesto de relieve
en casos de todos conocidos a lo largo de los últimos años. Pero
creo honradamente que sí es posible en muchísimos casos
establecer sin género de dudas la culpabilidad de un acusado.
En cuanto al reso de casos en los que la cosa no estuviera tan
clara... in dubio pro reo, sin duda.
En fin. El debate está servido.