No me parece que facilitar un dato orientativo sea aludir a un 22% frente a un 31% real (casi 9 puntos de diferencia), pero en fin…
No, golpes de estado en ningún caso. El PP está gobernando, aunque a algunos nos pueda pesar, desde la más absoluta de las legitimidades.
Lo que sí es un intento de golpe de estado es lo que pretende el conglomerado formado en Cataluña en torno a Juntos Por el Sí, golpe que el Gobierno tiene la obligación de abortar contando (debería ser así) con el apoyo del resto de las fuerzas políticas democráticas que defienden la C.E.
Por otra parte, viendo el lado positivo, puede ser una magnífica oportunidad para asestar un golpe definitivo a los traidores chuletas, desde la ley y con la ley, y si no definitivo al menos para que no levanten cabeza en varias décadas.
Gregory, hombre, te veo una persona más seria para sacar como contraargumento un debate semántico de cifras. Ya dije, por si no quedó recalcado ya, que hice los números "a voleo" y sin ningún afán reduccionista. Pero para el razonamiento sirven y en ningún momento he cometido una falacia en ese aspecto: estamos hablando de 1/3 efectivo frente a la población general.
Al menos en la conclusión coincidimos, por lo que tengo menos sensación de predicar en el desierto.
En fin, volvamos un debate: el problema separatista. Vosotros (os llamaré unionistas por agrupar; no quiere decir que yo sea separatista, jeje) los unionistas, en mi opinión, os equivocáis en la actitud a la hora de abordar el problema. A ver, no se trata de un problema legal: creo que eso ha quedado claro para todos aquí, que estudiamos Derecho. En teoría, todo está "atado y bien atado", y las declaraciones unilaterales dentro de un Estado no tienen ninguna validez jurídica. Tampoco en Derecho Internacional (el llamado "principio de autodeterminación se aplica a colectivos muy determinados, principalmente colonias). El problema es que nos movemos aquí en líneas no tanto jurídicas, sino en un terreno mucho más pantanoso y socialmente conflictivo.
En resumen: no se trata de un problema
jurídico, sino
político.
De ahí que la solución, en mi opinión, no pasa por resolverlo a golpe de decreto y enrocarse en el principio de legalidad, ya que todos sabemos que cuando hay voluntad política, se pasan leyes por el picadero. No perdamos la vista del propósito del Derecho: es una herramienta de control y pacificación social, para que no estemos como el salvaje oeste pendiente de que nos roben o no las vacas y tengamos una convivencia más o menos pacífica.
Pues bien, después de la introducción positivo-filosófica, sigo: España como Estado se ha conformado a raíz de una transición de régimen autoritario y centralista a uno pseudo-federado en ese Frankentein schrodingeriano que son las autonomías (¿son o no "micro-estados"? ¿son entes autónomos o puras descentralizaciones administrativas? ). Por no decir que venimos de un sistema feudal que basaba la pacificación social en una serie de fueros y prerrogativas de forma a ir acallando las demandas de uno y otro bando. Por lo tanto: las leyes están al servicio del marco político en el que nos encuadramos, y cuando se agota, hay que revisarlas. Si no nos gustan las reglas del juego, concedo que la solución no es patear el tablero del Monopoly, pero si nadie se divierte jugando, tampoco tiene sentido atenernos a ellas por un puro amor al orden.
Conviene pues preguntarse varias cosas. ¿Por qué hay un sector de la población catalana que apoya el separativo? Eso es: POR QUÉ. Hay que preguntárselo. Ir a la raíz del problema, más que extirpar los tumores cuando se ponen muy negros. Es innegable que un problema de fondo, "haylo": por parte del Gobierno Central, que se empeña en tratar a Cataluña como "una más" para lo que le interesa, pero para otras cosas sí que pone la mano. Y si queremos revisar las reglas: no, porque el Estado manda y punto. Vale, desde un punto legal, el Sr. Brey (o Marianito para los amigos) tiene razón: sin embargo, su razonamiento atiende más bien a criterio de registrador y funcionario que al de un verdadero estadísta, de la clase que saben que se gobierna mejor con un guante de seda y haciendo concesiones que intentando hacerlo a base de mazazo. Y cuando no sabe qué hacer, callarse, dejar que los otros hablen, esperando que el problema se solucione sólo... pero coño, el problema no sólo no ha desaparecido, sino que se ha inflado hasta el punto de convertirse en una neurosis colectiva (por parte de los dos bandos).
El problema ya está en la mesa: de nada sirve, pienso, en empecinarse con quién tiene la razón desde un punto de vista legal, porque la ley en este caso no está cumpliendo su función de pacificación social, y si bien el Estado central es formalmente legítimo para imponerla, se cuestiona desde un punto de vista político al negarse a entablar un debate con la contraparte. Y ahí, pues he de decir que los catalanes tienen razón. Ya sabemos la aficción de Rajoy por dar explicaciones y entrevistas. Si hasta Aznar negoció con ETA cuando al principio esta campaba por sus anchas: ¿nadie recuerda eso del "Movimiento de Liberación Vasco"?
La solución que proponéis sería peor porque es demasiado agresiva: meter a los policías y a los militares para "pacificar" crearía más bien el efecto contrario y contribuiría a la propaganda separatista. Aquello de "España nos maltrata y nos oprime".
Pensad en la autonomía colectiva (derecho laboral) y el espacio que se le da a las asociaciones sindicalistas y a los empresarios para negociar las condiciones de trabajo y dirimir soluciones para sus conflictos. Por el hecho de que sean ellos los obligados a entenderse entre sí y a negociar le quita peso "autoritario" al Estado y permite enfriar los humos, de forma que se consigue una pacificación social más efectiva. De hecho podemos ver que en los años recientes se está dando el efecto contrario al aumentar desmesuradamente el poder empresarial y al "domarse" los sindicatos mediante prebendas y subvenciones públicas (esto es ya mi opinión, pero que tienen como trasfondo una connivencia del sector público como el empresariado).
Así pues: ¿estoy diciendo que hay que negociar con los catalanes, aunque jurídicamente no tengan capacidad de declarar la independencia? Pues claro, porque hay un factor clave que los legitima: el apoyo popular. Y eso, señores, es un vector de conflicto indiscutible, y si me permitís, inherente a un régimen democrático. Podemos seguir con la política de la avestruz y fingir que el problema no existe, pero está ahí, y el rechazo axiomático sólo crea más confrontación.
Llamadlo como queráis, pero el marrón está ahí, y empieza a oler mucho.