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LoginMonitor Deloitte presenta hoy un informe sobre cómo debe ser la transición de nuestro modelo energético si queremos cumplir con el objetivo europeo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero acordado en la pasada cumbre de París. Hacerlo, nos costará 385.000 millones. Pero lo contrario, es mejor ni pensarlo.
Para conseguir el objetivo de cero emisiones a finales de siglo y evitar que la temperatura media del planeta supere en 2 grados los niveles preindustriales (ya los hemos superado en 1 grado), España tendrá que realizar un notable esfuerzo, puesto que habrá que pasar de las 322 Mt de CO2 de 2013 a entre 14 y 88 en 2050. Solo así será posible que en 2100 nuestros nietos vivan en una economía descarbonizada. De momento, la trasposición de los objetivos 2020 nos obliga a no incrementar las emisiones GEI más de un 30% tomando como referencia el año 1990. Y aunque estamos en la senda de cumplirlos, el objetivo de penetración de energías renovables sobre energía final requerirá un esfuerzo adicional.
Cambio de modelo energético
Habrá que sustituir el consumo de productos petrolíferos, limitándolos solo a aquellos usos en los que no haya alternativa (transporte aéreo o determinados procesos industriales). Esto implicará cambiar al 100% el actual parque de vehículos por otros de tipo eléctrico, reducir a menos de la mitad el transporte pesado por carretera, sustituyéndolo por ferrocarril eléctrico, usar gas y electricidad en los sectores residencial, industrial y de servicios
Del 38% de energías renovables, habrá que pasar al 100% en 2050
El eléctrico es el sector económico que más se ha descarbonizado desde el año 2000, reduciendo sus emisiones alrededor de un 40%. Pero habrá que pasar del actual 38% de generación renovable a un 100% en 2050. Para esto, será necesario instalar entre 145 y 200 GW de eléctrica renovable (eólica y fotovoltaica).
Por último, será imprescindible mejorar la eficiencia energética. Gracias a las actuaciones en nueva edificación, rehabilitación de edificios existentes y nuevos procesos industriales, en los últimos años la intensidad energética se ha venido reduciendo un 1,6% anual, pero será necesario alcanzar un 2,2% anual.
Llevar a término todas estas actuaciones supondrá a nuestro país un importe de entre 330.000 y 385.000 millones de euros. Pero a cambio conseguiremos una menor dependencia del petróleo, que solo en 2013 alcanzó los 34.000 millones y un menor precio de la electricidad, que se estima se reducirá desde los actuales 120 euros por MWh hasta 65-70 euros MWh en 2050.
2030, primera parada hacia la descarbonización
Para analizar la transición hasta el modelo energético en 2050 resulta útil contar con la referencia de 2030, por tratarse de un año intermedio para el que la Unión Europea ha adoptado un conjunto de objetivos sobre emisiones, renovables y eficiencia energética.
En 2030 sería necesario alcanzar un nivel de electrificación de entre un 35 y 39% sobre el consumo total de energía final, y aumentar el consumo de gas hasta un 30%, impulsando el gas natural vehicular (GNV) y el consumo de gas en los sectores residencial, servicios e industrial.
La penetración del vehículo eléctrico entre los turismos también será clave en ese año. Deberá alcanzar entre un 7 y un 10%, lo que requerirá alcanzar las 600.000-900.000unidades (en contraste con los 2.300 vendidos en 2015). En esta transición, los vehículos híbridos jugarán tambien un papel importante ya que suponen una inversión inicial más parecida a la del convencional y reducen las necesidades de infraestructura de recarga; sus ventas deberán aumentar hasta los 225.000, frente a los 12.000 de 2014.
Las centrales nucleares son necesarias para cumplir con los compromisos de París
Entre un 20 y un 25% del transporte pesado debería realizarse por ferrocarril eléctrico, y el consumo eléctrico en los sectores residencial y de servicios debería aumentar hasta situarse entre el 61 y el 65%, y el consumo de gas tendría que aumentar hasta el 23-28% del consumo energético total en dichos sectores. En el sector industrial la electricidad tendría que aumentar su peso de un 29% a un 34-39%. Mientras que el gas debería seguir manteniendo un peso entre 44 y 46% en 2030.
Las centrales nucleares contribuyen a la mitigación del riesgo del cambio climático al ser una generación completamente libre de emisiones de gases de efecto invernadero. El cierre de los 7.800 MW actualmente instalados, en caso de no extender su vida más allá de los 40 años, supondría unas emisiones adicionales de alrededor de 170 MtCO2 equivalentes hasta 2030 (equivalentes a la mitad de las emisiones totales de la economía española en 2013).
