;

Autor Tema: 3.500 casas sin licencia en un desierto: Camposol, pesadilla británica en Murcia  (Leído 519 veces)

0 Usuarios y 1 Visitante están viendo este tema.

Desconectado federicomartin

  • Super Usuario
  • ******
  • Mensajes: 21296
  • Registro: 20/02/12
No puedes ver los enlaces. Register or Login

Por la carretera que lleva a Mazarrón, en la costa de Murcia, una ciudad interrumpe el paisaje de pitas, polvo e invernaderos. En mitad de la nada, como si fuera Las Vegas, surge Camposol. A más de 20 kilómetros de la playa, hace unos 25 años un constructor comenzó a levantar casas modestas y a venderlas en Londres. Lo que parecía un sueño visionario hoy es una pesadilla para muchos compradores. Hay 3.500 casas sin licencia de primera ocupación, 550 de las cuales interrumpen el cauce de una rambla que hace dos años ya inundó las viviendas y que el Ministerio de Medio Ambiente quiere demoler. Este es el 'gulag' en el que han caído atrapados miles de británicos que buscaban sol, golf y precios baratos.
Silvana Buxton tiene un marcado sentido de la justicia. "Trabajé 15 años como juez en el Reino Unido, no puedo dejar esto así". Esto es Camposol. En 2012 llegó a este rincón de Murcia junto a Jeff, su marido, jubilado de Nestlé. Compraron una casita con piscina y a vivir el retiro. El lugar tiene sol, campos de golf y 'fish and chips'. No hace falta hablar español. La palabra urbanización se queda corta para definir Camposol. Hay casi 4.000 casas, un 80% de ellas en manos de británicos. Es un pueblo.
La cónsul británica intenta mediar: "Es una situación muy complicada. Hay británicos que han comprado de buena fe y que no pueden vivir en sus casas"
Es cierto que cuando Jeff y Silvana llegaron no todas las calles estaban bien asfaltadas, algunas casas parecían en ruinas, abandonadas, y que en la escritura ponía que su casa aún está en construcción pese a que llevaba años terminada. Pero era soportable. Seguía mereciendo la pena. Hasta que el 24 de septiembre de 2014, una riada se llevó su coche nuevo y dañó seriamente su casa. "Mi marido casi se va con el agua. Los contenedores amarillos de obra iban arrastrados por la inundación como si nada", cuenta mientras señala el camino que ocupaba el agua.
Entonces descubrieron que su casa estaba construida sobre una rambla, un cauce seco apenas perceptible pero que con las lluvias torrenciales de final del verano en el Mediterráneo se puede convertir en el Amazonas sin que nadie pueda predecir cuándo ocurrirá. "Soy víctima de la riada, pero no es un accidente, es el resultado de corrupción y negligencia", añade Silvana.
Ahí comenzó a indagar y decidieron que habían tenido suficiente. Los británicos que durante años habían soportado los desperfectos de Camposol habían dicho basta. El pasado mes de mayo fueron al Parlamento regional con un demoledor informe sobre su urbanización. "La promotora Justo y Manoli, que pertenece al Grupo Masa, no cumplió con la ley en la construcción de 3.742 viviendas en Camposol ni el Ayuntamiento ni las autoridades intervinieron para evitar esta inhumana violación de los derechos humanos", explican. Ahí desgranan la cantidad de fallos que sufren: hay 550 viviendas "construidas ilegalmente en el camino de la rambla", otras 234 sufren graves problemas estructurales, otras 585 tienen problemas de abastecimiento de agua y 1.579 casas están en zonas con calles llenas de agujeros y sin alumbrado público. Solo un puñado tiene licencia de primera ocupación. El resto supuestamente no están terminadas y no tienen los papeles en regla.
Basta con darse una vuelta para ver baches, casas medio en ruinas, aceras sin terminar y calles onduladas. Aunque no todo es terrorífico. En los sectores que se construyeron al principio hay gente que vive cómodamente y casi todas las casas están ocupadas. La mayoría tiene una pequeña piscina. Estos no quieren mala publicidad, pero Phil Gelling, presidente de la Asociación de Residentes de Camposol, puede llevarte a ver el museo de los horrores. Para el coche ante una casa en la que la entrada se ha hundido y solo una pasarela de metal permite llegar a la puerta. Abajo se ve el alcantarillado lleno de mosquitos. Huele mal. "La dueña se hartó y se fue a Inglaterra", cuenta Gelling, de pelo blanco y con ese tono de piel rosáceo típico de inglés tostado al sol de Murcia. Él es un veterano. Compró sobre plano en 2002.
Pese a ser un pueblo de unos 5.000 vecinos censados (la población puede llegar a los 8.000 en temporada alta) no hay ni jardines ni una instalación deportiva pública. No se ven papeleras ni pasa un barrendero. Pero no está sucio. Los vecinos se han organizado y cuadrillas de voluntarios mantienen plantas al lado de las calles. Recogen donativos para hacerlo.
¿Cómo es posible? ¿Cómo puede haber surgido una ciudad llena de irregularidades a la vista de todo el mundo?, se preguntan los ingleses. Para comprenderlo hay que tomar la burbuja inmobiliaria, que en la costa de Murcia galopó como en ningún sitio, y mezclarla con un sistema burocrático y judicial que llega siempre tarde. El grupo Masa -que no ha contestado a las llamadas de este diario- es una promotora de Alicante que como tantas aprovechó el 'boom' del litoral. Formalmente Camposol no era una obra del Grupo Masa, sino de una empresa de sus dueños que se llama Justo y Manoli. "Los propietarios originales del terreno vendieron porque creían que allí se iba a instalar la brigada 32 del Ejército de Tierra", recuerda Salvador Aznar, vecino de Mazarrón y miembro de la asociación Murcia Transparente, un grupo que ayuda a los británicos en su reclamación.
El ejército que llegó fue de ladrillos. José Antonio Ramón, jefe de gabinete de la alcaldesa de Mazarrón (del PP), cuenta que todo es una bola de nieve que ha crecido durante décadas. "Esto viene de los años ochenta. Se fue construyendo a la vez que se urbanizaba, algo que se puede hacer. En un momento dado la urbanización no está terminada, no hay zonas verdes, faltan aceras, asfalto... pero la promotora desaparece". Justo y Manoli está en liquidación y no hay nadie a quien pedirle responsabilidades. El Grupo Masa sí existe, pero oficialmente no tiene nada que ver.
El Ayuntamiento de Mazarrón se niega desde entonces a recepcionar la urbanización porque supondría asumir todos los servicios, y afirma que no puede pagarlos. Por eso solo un puñado de viviendas tienen licencia de primera ocupación. Algunas casas se están hundiendo porque la constructora quitó la cima de una colina y no cimentó bien. Se ven chalés resquebrajados. No son problemas estructurales escondidos, sino que saltan a la vista. "Apenas utilizaban cimientos. En el Reino Unido habrían tenido que esperar 10 años a que el suelo se asentara para construir, pero aquí utilizaron materiales subestándar", se queja Gelling.
La burocracia siempre llegó tarde en Camposol. El 23 de marzo de 2005, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) abrió expediente a la constructora por ocupar el cauce de una rambla, la de los Aznares. La sanción era de solo 1.500 euros pero le ordenaba parar. Justo y Manoli recurrió a la justicia y con eso suspendió la sanción. Siguió trabajando sin que nadie se lo impidiera.
"La Justicia nos dio la razón en una sentencia de 2012, sin embargo la urbanización ya estaba construida", explica por correo la CHS, como si fuera una fatalidad. En junio de 2015, diez años después del primer e inútil expediente, la CHS abrió otro expediente, este por infracción muy grave, y propuso una sanción de 7,8 millones de euros al Ayuntamiento y la constructora. Además, envió el caso a la Fiscalía y el 1 de junio pasado lo elevó al Consejo de Ministros para que resuelva la sanción. Solo habían pasado 11 años desde que supo que se estaba construyendo en la rambla y dos y medio desde las inundaciones. La casa de Silvana es de las que está en la rambla. Ahora vive con miedo cuando llueve. "Esto no podría haber pasado en ningún otro país del mundo".
"La Confederación dice que hay un dominio público, pero es muy complicado tirar 300 casas", razona el jefe de gabinete de la alcaldesa. Camposol ha sido un tema relevante en las pasadas elecciones municipales. Entonces, el PP repartió octavillas en inglés en las que prometía licencias para todos. "Mazarrón, now it is the time", decía junto a una foto de la candidata, Alicia Jiménez, con dos perros ante la urbanización. El partido de los residentes de Camposol no sacó representación por poco. De los 34.000 habitantes, unos 5.000 están empadronados en Camposol. "El problema existe, somos conscientes, pero es muy difícil de solucionar", insiste en responsable del Ayuntamiento.
La cónsul británica en Alicante, Sarah-Jane Morris, ha visitado Camposol y conoce el problema. "He hablado con los afectados y con el Ayuntamiento, pero es una situación muy, muy complicada. Hay británicos que han comprado de buena fe y que no pueden vivir en sus casas. Algunos han tirado la toalla y se han ido". Morris cuenta que hay casos dramáticos: "Hay gente humilde que vendió todo en el Reino Unido y compró una casa en Camposol sobre plano. Ahora la casa está mal y no la pueden vender. ¿A quién le corresponde realojar a esa gente?", se pregunta por teléfono.
No es solo que hay agente humilde, sino que la mayoría son mayores: "Si tienen 70 años a lo mejor no van a ver una compensación durante su vida". Al contrario que en otros casos aquí no hay banco al que poder reclamar ya que la muchas de las viviendas, que costaban decenas de miles de euros, se pagaban al contado.
El consulado y la embajada están intentando mediar pero la cónsul señala que no es sencillo dar salida a una urbanización sin papeles y "que tiene un tamaño desproporcionado para el pueblo". Morris demuestra que conoce el terreno al enumerar los desperfectos, desde la subsidencia del terreno a la invasión de zonas inundables. "Parece increíble que hayan podido construir en la rambla".
Camposol no es un caso único en la costa. Pero sí el más extremo. La cónsul relata que tienen quejas similares de otras zonas como Almería, en las que hay británicos que se encuentran que han comprado casas y que no tienen licencia pero no hay ninguno de este tamaño.
Antonio Flores, abogado especializado en atender a británicos en Marbella, recuerda una urbanización en la Costa del Sol que el Ayuntamiento tampoco quiso recepcionar. "Eran unas 150 villas y los vecinos tenían que pagar el asfaltado. Era una situación peculiar pero mucho más pequeña que Camposol". Esa urbanización ilegal, llamada Forrest Hills, pasó a ser conocida popularmente como Sarajevo Hills por el deterioro de uno de los edificios.
La cónsul insiste en dejar claro que no todo es un desastre en Camposol: "Llama la atención pero hay partes que están bien, como los dos primeros sectores. La mitad de los vecinos tienen de todo y están bien y no quieren que se hable mal de Camposol. También lo siento por esta gente". Porque no todos los vecinos quieren guerra. Los hay que están satisfechos y a los que no les apetece la mala publicidad. "A mucha gente le da igual no tener los papeles. Me dan pena, no saben lo importante que es tenerlos si en algún momento quieres vender o tienes un problema", cuenta Silvana.
Guadalupe Sánchez, abogada experta en temas de urbanismo relacionado con extranjeros de GM Legal Experts, afirma que "una vivienda sin licencia de primera ocupación es ilegal, otra cosa es que los ayuntamientos hagan la vista gorda. Te pueden sancionar. Los suministros, el agua y la luz, son de obra y en un momento deberían cortar el suministro. Aunque las empresas también hacen la vista gorda. Puede ser un verdadero problema". A la hora de querer vender la casa, además, "estás vendiendo una vivienda ilegal".
En el pub se monta rápidamente una discusión sobre Masa, la constructora desaparecida. Solo Silvana, que nació en Italia, habla español. El resto se maneja con inglés. "Puedes pasarte la vida intentando desenmarañar la telaraña de Masa, pero no lo vas a conseguir", sentencia el dueño del club de golf. Estamos a 40 grados pero las partidas de golf se siguen disputando. Al terminar se dan la mano y se juntan en el club a comer 'fish and chips' con unos guisantes hervidos y salsa tártara con una cerveza.
Phil Gelling, el presidente de la asociación de vecinos, cree que en Murcia no se han dado cuenta de la mala imagen que les da Camposol en el Reino Unido. Hay gente que se está marchando y cuentan su experiencia. Hay muchas casas en venta. En la mesa alguien susurra una buena oferta. "Por 30.000 euros puedes conseguir una vivienda en Camposol", pero inmediatamente añade: "Es sin escritura, claro".