Como siempre, los asesores del Partido Popular, aúnan todos sus esfuerzos para que el PP NO gane las elecciones. Tienen a sus enemigos en casa. Pero esta vez, afortunadamente, parece que el Sr. Rajoy fue él mismo y no se dejó aconsejar, al menos, en su discurso. Sin embargo, sus asesores de imagen se salieron con la suya y el traje le quedaba de pena. La chaqueta se la quitaría a su hijo, y el pantalón a Romay, porque una le quedaba pequeña y el otro largo. La chaqueta desabrochada estando de pie no hacía sino poner en evidencia que el traje se lo eligió su peor enemigo. En imagen mal, mal. Pero el debate lo ganó, que es lo único importante. Lo que pasa que lo que le importa al PP es ganar las elecciones, y para eso, tienen que saber explotar todos los frentes.
El Sr. Rodríguez fue vergonzosamente previsible. Esperaba algo más de él, no mucho la verdad, pero algo más sí. Pero como ya comenté en otro hilo, no le conviene hablar de inmigración dada su funesta gestión y prefiere seguir anclado en 2004, como si en estos 4 años él no se hubiese ocupado de dirigir el rumbo de este país. Pero es que tampoco le convenía hablar del Pacto del Tinell, ni de la verdadera economía que importa a los españoles (su bolsillo), ni de la negociación política con ETA, ni del desmembramiento de España… Cómico el lapsus del Sr. Rodríguez separando “la Comunidad Valenciana y Alicante”. Como para echarse a temblar.
El Sr. Rodríguez volvió a mentir, y el Sr. Rajoy no se lo permitió. Como no le permitió tampoco irse por peteneras con su típica demagogia chapucera para simpatizantes acérrimos, ni con datos que ocultan la verdadera realidad que vive este país. Ni tampoco que siguiera con el cuento del talante y el diálogo una vez desmontada su farsa.
El Sr. Rajoy ha sido muy superior en oratoria, claridad, capacidad de respuesta y en contundencia. Al Sr. Rodríguez le falló una y otra vez la capacidad de reacción, y por tanto volvía a repetir en el siguiente turno, lo mismo que ya había dicho en el anterior, y que el Sr. Rajoy acababa de desmontar. Lo que le iba poniendo más y más nervioso. Era consciente de que las cosas no le estaban saliendo bien.
El Sr. Rajoy se mostró seguro, confiado, implacable y demostró su inteligencia y agilidad mental. Aportó información con extrema claridad y sencillez, desmontando las mentiras del Sr. Rodríguez quien cada vez estaba más nervioso. Además de ser más educado y respetar el turno de palabra, cosa que el Sr. Rodríguez tampoco supo hacer. El colofón fue cuando el Sr. Rajoy se apoyó en las declaraciones de Guerra, González y Leguina. Bueno… al Sr. Rodríguez, acorralado y sin escapatoria, se le iba un color y le venía otro.
Ya contra las cuerdas y sabedor que el debate se les iba de las manos, echó mano del discurso lastimoso, poniendo carita de pena y voz angelical, hablando suavecito y mirando con ojitos de cordero degollado a la cámara, mientras defendía nuevamente lo mucho que a él le importan las personas, y sus buenísimas intenciones. Pero hombre de Dios, que has tenido 4 años para amarnos a TODOS muchísimo… Yo creo que el Oscar de Bardem lo tomó como propio y se puso melodramático (y con lo de “Buenas noches y buena suerte” ya no me quedaron dudas). Vamos que le faltó echar una lagrimita para bordar el papel, pero eso no le sirvió de nada porque el debate político lo perdió. Y a pesar de lo que digan las encuestas, ellos lo saben. No hay que olvidar que los votos se cuentan, pero las opiniones se pesan.