Con tus palabras me viene a mi memoria cuando siendo muy joven, unos 16 años, fui a trabajar a Cataluña un verano. Una noche fuimos de fiesta al puerto deportivo de Casteldefells, y observé como había un grupo de jóvenes muy bien vestidos, con sus vaqueros y sus polos de colores con la consiguiente franja rojigualda en cuellos y mangas. Pues este grupo le propinó una brutal paliza a otro joven, dándole patadas en la cabeza y por todo el cuerpo cuando estaba en el suelo, tirándole sillas..., en fin toda una aberración cobarde, pues se aprovecharon de su superioridad.
El chico que nos acompañaba que era de allí, nos informó que se trataban de movimientos y grupos de derechas, percatándome entonces que todos, además de la forma de vestir, tenían otro rasgo en común: todos iban rapados.
Con esto no quiero justificar la barbarie de esos antisistemas y grupo de izquierdas que aprobechan una "manifa" para armar bronca, simplemente decir que los bárbaros y salvajes, por desgracia, existen, y no se identifican con la forma de vestir.
Ya he manifestado mi posicionamiento político en más de una ocasión: ni de derecha, ni de izquierdas, simplemente trato de que no me engañen y no hacer el gilipollas.
No obstante, quiero advertir que los políticos están rebasando líneas muy peligrosas. El país está en una posición muy preocupante y en vez de unirse y trabajar para intentar buscar soluciones, están fomentando el odio, con continuas acusaciones. Señores que lo de tapar nuestras vergüenzas mostrando las del vecino está muy manido ya, y, por otro lado, señores de la oposición y sindicatos, no es momento de hacer política electoralista, ahora toca arrimar el hombro.