Luis de Guindos, ministro de Economía. La prensa internacional recibió con perplejidad y asombro el hecho de que Rajoy lo escogiera como responsable de Economía, habiendo sido máximo ejecutivo de Lehman Brothers en España y Portugal, entidad que fue una de las detonantes de la crisis mundial con su quiebra tras la comercialización de las fraudulentas “hipotecas subprime”. En cualquier otro país, Guindos hubiese sido sometido al escarnio público y seguramente hubiese tenido que comparecer ante un juez como consecuencia de la monumental estafa. En España se le ascendió a ministro. El diputado socialista Antonio Hurtado le preguntó una vez que “si siendo presidente ejecutivo de Lehman Brothers avisó a las comercializadoras de que era un banco que iba a quebrar y si ha perdido dinero con las preferentes de Lehman Brothers”, preguntas que no merecieron respuesta alguna del ministro. “Si unimos el engaño a inversores, como consecuencia del falseamiento de las cifras, al engaño en su comercialización, puedo decir que la estafa es una estafa generalizada”, denunció Hurtado
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. Fue acusado formalmente por el periódico económico más influyente del mundo, “The Wall Street Journal” (WJS), de “tráfico de influencias” junto a su jefe de gabinete, Felipe Martínez Rico. Ni lo desmintió ni dimitió: “El hermano del Sr. Montoro y el hermano de su jefe de gabinete forman parte de un lobby que asesora a empresas de energía solar”, sostiene WSJ, que arroja como resultado el que “1.100 millones de euros de las subvenciones los pagarán las familias españolas”, señalaba el diario.
En efecto, el hermano de Felipe Martínez Rico es Ricardo, vocal de la empresa Abengoa, el mayor promotor mundial de energía solar. Y Ricardo es socio de Ricardo Montoro, pues ambos crearon “Equipo Económico”, el consulting que se hizo de oro tramitando los “huertos solares” antes de que el ministro Soria los cerrase. Con Ricardo Montoro trabajó como empleado de lujo un economista al que hicieron luego ministro: se llamaba Luis de Guindos. Y el director general que trabajó a las órdenes de Cristóbal Montoro en la Agencia Tributaria, Manuel de Vicente-Tutor, es hoy también socio de “Equipo Económico”, el lobby al que alude el WSJ y que se presenta en internet como “un conjunto de expertos, entre los que se encuentran algunos responsables del programa económico aplicado en España entre los años 1996 y 2004″.
En el mismo artículo del periodista y editor Raymond Zhong, que lo titula “España rescatada, pero no salvada”, sostiene que la “democracia pobre” de España tiene además cuatro malos ejemplos claros para WSJ: Pepe Bono, que parece “un político de América Central”, Pepiño Blanco, al que condecoraron con la Orden de Carlos III “después de ser imputado por el Tribunal Supremo” en el “caso campeón”, José Ignacio Wert, que habla de “españolizar” a los niños de Cataluña como si fuera un bautismo, o el propio Mariano Rajoy, al que compara con un burócrata del Partido Comunista Chino porque dice que gobierna con un “estilo ZEN” y que se parece al griego Samaras en su firme y reverencial apoyo a Merkel.
Ana Pastor, ministra de Fomento. Con ese aire de no haber roto un plato en su vida, sus compañeras de escaño le llaman “mosquita muerta” y sin embargo atesora una relación privilegiada con Rajoy. En Galicia aseguran que aunque nació en Zamora, forzó su acento gallego cuando vio la posibilidad de que Rajoy fuera presidente. La cadena de chapuzas que originaron el accidente del tren Alvia a Santiago hubieran provocado la dimisión del responsable político de la tragedia ferroviaria en cualquier otro país, pero Ana Pastor logró lo contrario: el PSOE la respaldó en el Congreso junto con CiU y PNV para exonerarla de cualquier responsabilidad e impedir su investigación parlamentaria.
En 1997 fue la madrina política de Javier Rodrigo de Santos, un ultra católico al que catapultó como delegado en Baleares y acabó siendo concejal de Urbanismo en Palma de Mallorca por el PP. De Santos declaró que odiaba a los gays y se negaba a casarlos, pero se gastó 50.804 Euros de dinero público en locales de prostitución masculina y está condenado también por abuso de menores.