Es cierto, como dice tuno, que la enseñanza pública concertada es más barata (entiéndase en euros/alumno) que la pública estatal. Esa realidad lo es en detrimento, en la mayoría de los casos, del profesorado, que realiza maratonianas horas de trabajo con los alumnos (más las horas que les obligan al culto, las reuniones de pastoral y adoctrinamiento "voluntarios", etc.)
Es cierto que la formación del profesorado de la enseñanza pública estatal en con mucha diferencia mejor que en la concertada. Por esa razón, entre otras, cobran más. La carrera de obstáculos que supone convertirse en personal fijo de la administración educativa garantiza (con excepciones, desde luego) una formación excelente.
La imagen que se proyecta de la enseñanza concertada (en la que tuve la desgracia de estudiar durante muchos años) es real sólo hasta un cierto punto. Insisto en que la enseñanza concertada tiene un plus disciplinario innegable. Ese plus es explicable por la selección (muchas veces irregular) que hacen de su alumnado, y por el perfil urbano de sus clientes. Por supuesto, el régimen de contratación (discreccional) del profesorado incrementa esa sensación de seguridad y buen orden. Pero no tiene nada, absolutamente, nada más. Las dotaciones de los centros públicos les dan (con innegables excepciones) mil vueltas. El nivel del profesorado es mucho mayor en la pública. Y por supuesto, el nivel de independencia académica e intelectual es casi absoluto (al contrario que el la concertada, que es inexistente).