Debates. => Área política. => Mensaje iniciado por: SRodríguez en 28 de Marzo de 2015, 20:34:13 pm
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Gobierno y PP, al asalto de los Informativos
Gobierno y PP están a la borde de un ataque de nervios. Los malos resultados electorales en Andalucía, solo han exasperado un punto más la zozobra ante unas perspectivas que auguran la derrota en las próximas llamadas a las urnas. El problema para ambos no son los negativos avances demoscópicos, que coinciden en un continuo descenso, sino el pálpito de la calle , donde se muestra como una opción en claro y constante deterioro, tras haber dilapidado la credibilidad que le granjeó una mayoría absoluta hace tan solo tres años. Tres años de mandato en el que han defraudado a muchos de sus votantes, y han generado el rechazo de contrarios e indecisos.
Un rechazo evidente en las opiniones públicas, que gobierno y PP se han empeñado en esconder en las opiniones plublicadas. Para ello han porfiado en proteger a los medios afines, han multiplicado el control y manipulación de los públicos que dependen de su mayoría parlamentaria, y han puesto cerco a radios y televisiones privadas y a prensa hasta hace poco independiente.
En cuanto a los medios afines, resulta escandalosa la relación entre la relevancia y audiencia de muchos de ellos y las asignaciones, vía publicidad institucional, recibida: periódicos como La Razón, o La Gaceta, con tirada y difusión escasas, han recibido en este periodo cifras que multiplican hasta por cien las destinadas a prensa que, en el peor de los casos, triplica a los citados.
Medios públicos dedicados a la propaganda partidista
En las radios y televisiones públicas (y muy en primer término, RTVE) eliminaron el consenso para elegir a sus rectores acordado durante el gobierno de Rodríguez Zapatero y situaron al frente a personas adictas a sus políticas. Así hicieron desaparecer Canal Nou, masacraron con un ERE (declarado improcedente por la Justicia) la plantilla de Telemadrid, o redujeron a mínimos la credibilidad de Castilla-La Mancha Televisión, Canal Extremadura, o el Centro Territorial de Andalucía. Infolibre ha dado, desde su creación, testimonio de las protestas de sus trabajadores, de las condenas y censuras de organizaciones profesionales y sindicales, del repudio de los espectadores. Tras años de manipulación informativa, la ciudadanía las considera hoy medios de propaganda al servicio del PP, ha dejado de verlas y las ha situado en mínimos históricos de audiencia.
Apunte especial merece RTVE, donde el actual gobierno hereda una radio plural que recuperaba poco a poco credibilidad, y mantenía amplias ofertas de servicio público, y que tres años después, tras el despido de sus principales figuras, ha perdido oyentes y relevancia, y ha castrado buena parte del servicio que representaban Radio 5 Todo Noticias, o la Onda Corta, que llevaba la señal de Radio Exterior a importantes colectivos en todo el mundo. TVE, lastrada por los sucesivos recortes presupuestarios, ha ido perdiendo audiencia y relevancia; pero ha sido en los Informativos donde ha consumado el descrédito. Aquellos telediarios que, bajo la dirección de Fran Llorente, recibían los más importantes premios internacionales por su calidad, y se situaban como líderes de audiencia, han ido perdido espectadores, según descendía su credibilidad. Consejo de Informativos, organizaciones sindicales, y organismos internacionales han criticado la deriva partidista que, tras los nombramientos de José Antonio Sánchez y José Antonio Álvarez Gundín se ha acrecentado con la remoción de sus cargos de todos los mandos intermedios, eliminación de corresponsales incómodos, y contratación de personal externo procedente de medios afines a Gobierno y PP.
Presiones sobre medios privados
Contando con la afinidad de La Razón y ABC, gobierno y PP influyeron (algún perjudicado afirma que “ordenaron”) los cambios en la dirección de periódicos como La Vanguardia o El Mundo. Eran los primeros momentos del “escándalo Bárcenas“, que destaparía -según auto del juez instructor- la financiación ilegal del Partido Popular. Con Pedro Jota Ramírez fuera de juego, el siguiente objetivo era el diario El País, muy cercano durante décadas a la figura de Felipe González, pero cuya empresa atravesaba una situación económica cercana a la bancarrota; pronto, y tras la intervención y consejo de Moncloa, grandes empresas y entidades financieras acudieron a un rescate provisional que puso sordina a las noticias más perjudiciales para gobierno y PP del que fue “periódico independiente”.
En cuanto a los dos grandes grupos de televisión privada, desde el ejecutivo se ha contado desde el principio con las licencias de canales de la TDT com elemento de presión. Con Antena 3 escorada a la derecha en los Informativos, y Tele 5 subordinando la información política a las noticias de impacto popular, La Sexta consigue asentarse con una programación dominada por los programas informativos de entrevistas y tertulia que, a pesar de la presencia de periodistas cercanos a la derecha, se constituyen en un espejo crítico sobre la corrupción política y los recortes en servicios sociales y libertades: triunfan y obtiene gran repercusión espacios como “Salvados”, de Jordi Évole, “Al Rojo Vivo”, que conduce Antonio García Ferreras, “Más Vale Tarde”, con Mamen Mendizábal, “La Sexta Noche” de Iñaki López, e incluso al corrosivo humor de “El Intermedio”. Cuatro, carente de un perfil similar, intenta -y consigue- copiar el éxito del espacio de Ferreras con la llegada a “Las mañanas de Cuatro” de Jesús Cintora. Pero este periodista comete un grave pecado (continuado enseguida por La Sexta): dar visibilidad a un partido (Podemos) y a un líder (Pablo Iglesias) emergentes, que trastoca el marco político de décadas y destruye la cómoda situación de un PP que no tenía más oposición real que un PSOE inmerso en su particular laberinto. Denuncias de corrupción y recortes, y eco al éxito inicial de Podemos, se han cobrado una primera víctima en la cabeza de Cintora. No dudo -incluso me consta- las divergencias entre empresa y periodista; sé también de su controvertida personalidad, que le ha llevado a frecuentes roces con jefes y subalternos. Pero el auténtico origen de su cese proviene de palacios y sedes a kilómetros de las instalaciones de Mediaset, y sustenta la principal pregunta: ¿Se extenderá e intensificará la presión a La Sexta?
En cualquier caso, este asalto final a los medios de comunicación, como vía para conservar el poder, lleva, aunque se completara con éxito, el germen del fracaso. No está la sociedad española limitada a la prensa y a la televisión de hace una década. Cada periódico tradicional, o cada cadena de televisión que se somete al poder, multiplica medios digitales sin más amos que sus trabajadores y lectores; al tiempo, la información fluye en redes sociales y crece mientras menguan tiradas y audiencias. Y contra ese territorio de libertad poco pueden los gobiernos. En la realidad de hoy, gobierno y PP podrán seguir cobrandose víctimas, pero perderán la guerra.