Debates. => Área política. => Mensaje iniciado por: incredulo en 21 de Marzo de 2006, 11:25:42 am
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Para los sectarios que pululan por este foro, los cortoplacistas, los que no son capaces de matizar. Para aquel que no entiende que puedas estar en contra del estatut y no por ello pensar que es una reforma constitucional encubierta; para aquel que no entiende que puedas estar en contra de la política anti terrorista del gobierno y no por eso creer que el gobierno se esté rindiendo. Para aquellos que no entienden que puedas ser militante de un partido y sin embargo no estar de acuerdo con alguna o algunas de las cosas que hace. Para los que solo escuchan una emisora de Radio y solo leen un periódico. Para los que creen que si opinas lo mismo que ha dicho alguien de un partido, es que sigues las consignas de ese partido, y en resumen, para los lerdos, insustanciales y minusválidos mental-funcionales que solo son capaces de repetir sloganes, creo que he encontrado algo que les encantará.
Se trata de alguien a quien ciertos elementos (que se deberían dar por aludidos por el punto anterior) han defendido a capa y espada en otros posts. El inteligentísimo y prudente filósofo Fernando Sabater.
Paso a transcribir:
De todos los motivos idiotas para criticar una opinión razonada, el más inepto es el de: "dices lo mismo que XX" (variante: haces el juego a XX). En el lugar de las equis debe ponerse, claro, el nombre del partido o del político que el interlocutor considera algo así como la encarnación de Lucifer sobre la tierra. Es la típica forma de "argumentar" (perdón por la palabra, búsquela en el diccionario quien no sepa su significado) propia de las mentalidades autoritarias, que no creen que haya razones válidas para sostener ninguna idea salvo la obediencia a la autoridad competente de alguna tribu. Los que tienen alma de mandados suponen que nadie piensa gratis: si defiendes un punto de vista, es porque te lo han mandado o porque cobras por ello. A lo largo de los años, he conocido muchos ejemplos de esta taruguez. Ayer: si criticabas a Franco, eras comunista; si denunciabas el GULAG, estabas a sueldo de la CIA… Hoy: si señalas abusos del nacionalismo vasco o catalán, eres un nacionalista español; si te ríes de las historias rocambolescas sobre mochilas falsificadas y no ves el mínimo argumento a favor de la implicación de ETA en el 11M, estás a sueldo del golpista Zapatero, etc… Los casos podrían multiplicarse al infinito porque el número de bobos o sectarios que pululan por los medios de comunicación, partidos políticos, blogs, etc…es prácticamente infinito.
Ahora los socialistas del parlamento europeo (con el beneplácito de la cúpula de Ferraz) pretenden mandar al invernadero burocrático a Rosa Díez, con el pretexto de que dice "lo mismo que el PP". Cualquiera que conozca a Rosa sabe que lo que dice, lo dice porque lo cree. A veces coincide con el PP, otras con el Papa y a menudo -¡horresco referens!- con el mismísimo gobierno socialista. Y no sólo lo cree, sino que maneja argumentos para apoyar sus opiniones. Puede uno discrepar en ocasiones de ella -a mi me pasa a veces y mira que la quiero- pero lo que no puede negar nadie es que aporta razones, datos y experiencia al asunto de que habla. Rosa se ha ganado de sobra su derecho no sólo a decir lo que piensa, sino a esperar de sus compañeros de partido -un partido al que ninguna ha servido mejor y con mayor valentía que ella- escuchen sus opiniones, aunque sea para discutirlas y refutarlas. Lo que no se merece es que la despidan diciendo que lo suyo "es como lo del PP". Eso no son maneras para tratar con una chica diez… sobre todo en un grupo político donde suelen aprobar entre parabienes las de cuatro con cinco.
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Esto es lo que pasa cuando se tienen partidos monolíticos y un sistema electoral de listas cerradas en el que los ciudadanos votan a los partidos y no a las personas. Esas personas, o siguen al pie de la letra el discurso oficial del partido, o no tienen nada que hacer.
Es una pena lo de Rosa Díez, pero por desgracia ella depende en todo de lo que diga su partido. A pesar de que la Constitución obliga a los partidos a tener un funcionamiento democrático, su democracia está más cerca del estalinismo o la "democracia orgánica" franquista que de los verdaderos sistemas democráticos.
El valor de Rosa Díez es el de haberse sabido presentar como un valor con ideas propias. Eso, en el sistema de partidos que tenemos, es lo que le ha llevado a la perdición.
Una pena... y lo malo es que nadie está dispuesto a cambiar estas estructuras (véase, sistema electoral... listas abiertas, sistema mayoritario, etc...) y seguiremos teniendo, per secula seculorum, el mismo sistema de diputados, diputados autonómicos, concejales, parlamentarios europeos borregos, sin ideas ni personalidad propia. Alguno, como Rosa Díez, tratará de destacarse. Su destino está sentenciado de antemano: el ostracismo. Lamentable...