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LoginAlexis Tsipras está demostrando cómo hacen política los populistas. Elegido a principios de este año, en lugar de ejercer su mandato democrático y asumir su responsabilidad, convoca un referéndum tramposo como forma de presión. Tsipras pide a los griegos que decidan sobre una propuesta muy compleja en cinco días, cuando él no ha podido hacerlo en cinco meses. Sin campaña, sin debate. Y en medio de un montón de mentiras y de la angustia generada. Esto no es democracia, es un fraude.
Todos debemos tomar nota de cómo las gastan estos salvadores del pueblo y de las consecuencias que tienen sus actos. Pero a los europeos sensatos y moderados tiene que preocuparnos más lo que están haciendo los líderes políticos de la Unión y de la zona euro. Lo primero es lo que ya han hecho: el caos griego también es un fracaso europeo. Sin las consecuencias sociales de los rescates griegos, Tsipras no había llegado al poder. El populismo siempre es hijo de la crisis y de la desesperanza.
Juncker, presidente de la Comisión Europea, compareció ayer para hacer campaña a favor del sí en el referéndum convocado por el gobierno griego sobre la aceptación o no de la última oferta de las instituciones. Es decir, acepta las reglas del juego de Tsipras y espera ganarle en su propio terreno.
De esta forma, la Comisión Europea (y la Unión en general) da prestancia al referéndum trampa y alimenta la incertidumbre. El mensaje es que, si Tsipras gana, Grecia sale del euro. Sin embargo, el proceso por el que pueda suceder tal cosa no está nada claro. Si Tsipras pierde, probablemente dimita y haya elecciones. Disolución del parlamento, campaña, formación de gobierno... y mientras tanto, Grecia en suspensión de pagos y con sus bancos cerrados o en quiebra. Pase lo que pase, lo único seguro es la incertidumbre.
Las instituciones tienen que esforzarse por alcanzar un acuerdo que neutralice el referéndum (bien llevando a Tsipras a revocarlo o bien a pedir el voto para el sí). Y tienen que hacerlo no sólo para asistir a los griegos, sino a todos los ciudadanos europeos. La incertidumbre creada tendrá efectos muy reales en el empleo y en el bienestar de toda Europa. No sabemos cuánto costará, pero sí que no saldrá gratis. Estamos jugando con fuego.
España va a tener que pagar una multa porque la Comunidad Valenciana falseó sus cuentas. No consideramos la posiblidad de que abandonen el euro ni España. Lo veríamos injusto y perjudicial para todos. Pues lo mismo pasa con Grecia. Los incumplimientos de Tsipras y de sus antecesores no justifican el castigo a los griegos ni al resto de ciudadanos europeos.
Por eso la negociación debe continuar y debe culminarse. Y, después, una vez más, Europa deberá mirarse al espejo y preguntarse cómo ha llegado hasta aquí. Unida, Europa es la primera economía del mundo (por eso a Obama le preocupa lo que pasa en Grecia). Divididos o con esta debilidad manifiesta, estamos a merced de fuerzas dudosas como el populismo, el capitalismo de casino o China.
