No puedes ver los enlaces.
Register or
Login¿Por qué las CUP son los nuevos bolcheviques? Parte de la respuesta está en Extremo Nordeste (Península). En sus páginas, el periodista Toni Bolaño analiza cuáles son los motivos que han impulsado políticamente a un órgano asambleario y sin estructura orgánica, de inspiración marxista e independentista. "Han llegado para quedarse, son los últimos bolcheviques de Occidente y se han convertido en un referente de los movimientos de extrema izquierda europeos", asegura Toni Bolaño, quien incluso va más allá: "No es un fenómeno pasajero. Han venido para quedarse y tienen estructura para conseguirlo".
"No es un fenómeno pasajero. Han venido para quedarse y tienen estructura para conseguirlo"
En este libro, el periodista aborda la evolución histórica y política de la CUP, sus vínculos con el 15-M así como con la llamada Revolución Bolivariana; sus mecanismos internos y su posible futuro. En ocasión de Extremo Nordeste, Bolaño conversa con Vozpópuli sobre todos estos asuntos, pero también da detalle sobre lo ocurrido en la Asamblea de Sabadell que enterró políticamente a Mas así como la relación de la organización con la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Toni Bolaño, quien ha trabajado como periodista en medios y al frente de los gabinetes de prensa de UGT, y Josep Borrell, dirigió la estrategia de comunicación de José Montilla. Actualmente colabora en medios como La Razón, Antena 3, 13 TV, TVE, Onda Cero y Ràdio 4.
-La CUP, ¿por qué los últimos bolcheviques de Occidente?
-En este momento en Europa, el único grupo que tiene poder o puede marcar la política de un país es la CUP, que agrupa a antisistema, antiglobalización, trotskistas, anarquistas, anarco-comunistas, marxistas leninistas. Es toda una amalgama de grupos ideológicos que en Europa no tiene ningún tipo de parangón. Y si me dices: ‘Ah, se parece a Podemos’… No se parecen nada: Podemos y la CUP son dos cosas totalmente diferentes
-Asegura que la CUP se lo ha llevado por delante tanto el nacionalismo de izquierda como el nacionalismo de derechas. ¿Qué tanto colaboraron la propia Convergencia y Esquerra?
-En el año 1996, la CUP intenta recoger los restos del naufragio independentista con la entrada masiva de los simpatizantes independentistas en Esquerra Republicana. Los que se negaron a formar parte de Esquerra se atrincheran en la CUP e intentan refundar el movimiento. Y aquí es importante entenderlo: la CUP no es un partido, ellos son un movimiento. No quieren conseguir el poder mañana. Van haciéndolo poco a poco, van ampliando su espectro político y comienza a infiltrarse en todos los movimientos sociales y reivindicativos que había en Cataluña, con el objetivo de ir lanzando sus tesis y que estas empiecen a ser compradas. A medida que la CUP va creciendo y comienza a hacerle un siete a Esquerra Republicana, sobre todo en las elecciones de 2013, Convergencia Democrática, en aquel momento el partido que llevaba el testigo del nacionalismo, los impulsó.
"La CUP no es un partido, ellos son un movimiento. No quieren conseguir el poder mañana. Van haciéndolo poco a poco"
-Pero si son prácticamente agua y aceite.
-Ya. Y así es. Pero Convergencia dijo entonces algo como: estos chicos son nuestra izquierda por encima de Esquerra Republicana, pero también por encima de Iniciativa Per Cataluña y el PSC. Así que deciden alimentar a la CUP. Incluso en las pasadas elecciones autonómicas no tienen a nadie en frente, porque tanto Junts pel sí como Esquerra pensaron ‘que saquen los votos que quieran, que al final terminarán integrándose’. Cometieron un gran error, porque las CUP les han plantado cara. Ellos son el producto del Nacionalismo Catalán que prefería romper a la izquierda constitucionalista y tradicional con las CUP. A esto el añade el tema de la corrupción, la crisis, el hartazgo social en general.
-¿Quién es el gran perdedor en la carrera catalana por el independentismo? Si es que puede hablarse de un perdedor, porque el tema podría cuajar, ¿o no?
-Cuaje o no cuaje yo creo que en estos momentos hay un perdedor claro, que es Convergencia Democrática, que sacrifica a Mas para evitar ir a unas elecciones. El día que Mas decide dar un paso al lado, como dicen ellos, tenía unas encuestas en la que Convergencia quedaba destrozada. El gran perdedor es Convergencia, que está en un debate para refundarse y ver cómo deberían llamarse, quiénes son. No saben lo que quieren ser de mayores. Tienen a su líder carismático Pujol metido en un conflicto de corrupción tremendo, a su líder y sustituto Artur Mas, absolutamente herido tras todos los esfuerzos que hizo para llegar a ser presidente sin conseguirlo, y un partido totalmente deshilachado.
-¿Hasta qué punto las CUP son una llave en el tema independencia?
-Una de las cosas por la que las que la CUP ha tenido tanto éxito en las elecciones es porque buscan la independencia sí o sí. La CUP lo que pretende es desestabilizar el Estado. Hay grupos en ella: los independentistas puros que quieren la independencia y luego ya veremos si hacemos la revolución y luego los que quieren hacer la revolución y luego la independencia. La independencia es un elemento más para desestabilizar el Estado y el Sistema. Por eso la CUP siempre irá a romper todo lo que pueda. Entroncan con las filosofías de izquierda europeas que consideran que deben hacer la Revolución, pero no asaltar el Palacio de Invierno. El Estado tiene que caer por sí solo. Ellos están cómodos en esta situación de inestabilidad. En cuanto peor mejor. Juegan con eso y es su estrategia.
"La CUP lo que pretende es desestabilizar el Estado. Que caiga por sí solo. Buscan la independencia o sí o sí."
-Si una independencia catalana ya no pasa por el filtro de la burguesía, ¿entonces…?
-De momento, la CUP no tiene la mayoría para hacer la revolución, pero están en ello. Los grandes esfuerzos de Convergencia y Esquerra van orientados a decir que las empresas catalanas no se van, que Europa nos reconocería como Estado porque Cataluña tiene un PIB potente. A las CUP les da igual, les importa un pimiento estar en la Unión Europea, su objetivo es la independencia y desestabilizar. Y si desestabilizan la UE, mejor que mejor. Cuando antes le decía que hay quienes dicen que las CUP son como Podemos, ni muchísimo menos. Las CUP no son un partido, con lo cual no funcionan como un partido, funcionan con otros criterios y no tiene nada que ver con Podemos muy de izquierdas, muy antisistema, pero un partido político al uso.
-¿Qué relaciones de apoyo, si las hay, existen entre la CUP y las fuerzas que acompañan a Ada Colau?
-La línea divisoria entre las CUP y Colau es relativamente difusa, de hecho, a finales de 2015 en plena negociación de la investidura de Mas, sectores de la CUP se acercan a Ada Colau y hablan incluso de buscar fórmulas de integración. Xavier Domènec, de Comù Podem, firmó el manifiesto a favor de la CUP en las elecciones municipales; Gerardo Pisarello y Jaume Asens, las dos personas más cercanas a Ada Colau en el gobierno municipal, estuvieron negociando con las CUP y Ada Colau y al final se decantaron por Ada Colau. La línea divisoria es poquísima y si no ha cuajado porque la CUP de Barcelona, que es la entidad más izquierdista de toda la CUP, no aceptó este planteamiento de acercarse a Colau.
-¿Qué tanto consenso hay en las CUP?
-En la CUP hay, como mínimo, cuatro partidos. Pero luego cada CUP es distinta, la de Barcelona no se parece en nada a la de Badalona o Ripollet. Son diferentes por orígenes, por ideologías y funcionan como grupos independientes con sus representantes ante el Consejo Político, que son quienes toman las decisiones. Hablamos en total de 66 personas.
"La línea divisoria entre las CUP y Ada Colau es difusa, muy pequeña (...) no ha cuajado porque la CUP de Barcelona no quiso acercarse a ella"
-¿Qué piensa de los resultados de la Asamblea y aquel empate?
-En la Asamblea de Sabadell, que acabó con aquel empate de 1515 y 1515, se produjeron unos movimientos curiosos que fueron la muerte de Artur Mas. En principio, en la Asamblea sólo podían participar los militantes afiliados a la CUP, que eran 1.750, y al final, decidieron abrirlas a colaboradores y simpatizantes. Se inscribieron más de 4.000 personas. No he conseguido saber porqué, pero 500 fueron rechazados. Una cosa sí puedo asegurar: de aquellos tres mil y pico había muchos colaboradores de la Asamblea Nacional de Cataluña y de Junts pel sí que fueron a reventar la asamblea de las CUP. De ahí la reacción durísima del sector más revolucionario de las CUP, con Anna Gabriel a la cabeza. Se fuerza el empate. Acto seguido, no se inicia el calvario de Mas, se inicia su ejecución. Porque las CUP se cierran a cualquier forma de negociación para investirlo presidente. Fue un intento de manipulación pura y dura. Pero con las CUP no se puede jugar. Es mano militar. Es una organización marxista-leninista muy jerarquizada por dentro y saben cómo responder a un ataque.
-No me dirá que las CUP harán lo que las fuerzas marxistas en América Latina, imagino.
-Pero son sus referentes. Ellos maman de la revolución bolivariana, de hecho, algunos de sus miembros han asesorado al gobierno de Chávez e incluso al propio Chávez. Y ellos siguen las líneas de Comité Invisible, que es la revolución permanente para acabar con el sistema. En cualquier caso no estoy diciendo que irán a la lucha armada pero bueno… algunos vienen de ahí. En estos momentos no la proclaman. Tampoco la rechazan. David Fernández, en su último libro, hace un homenaje a Terra Lliure. Jamás han condenado los atentados de ETA, jamás. Ni los atentados de Terra Lliure, ellos lo consideran lucha. Eso sí, las CUP tienen un lenguaje muy clarito. Ellos no engañan. Lo han dicho siempre.
-En una discusión sobre el avance del discurso independentista, ¿cuál es el punto más débil?
-La cuerda va a reventar por la CUP, porque tanto Esquerra como Convergencia buscan salidas negociadas a la situación. Una con el Estado español: no llegar a la independencia es uno de los campos de juego; el otro es buscar un referéndum de independencia que –si se consigue ganar- sería Europa la que daría el visto bueno para seguir adelante. En estos escenarios, la CUP no juega. La CUP quiere la ruptura sí o sí. Ellos querían que Podemos entrar en el gobierno, porque así se establecían unos criterios de negociación que hasta ahora no se tenían.
"La cuerda va a reventar por la CUP, porque tanto Esquerra como Convergencia buscan salidas negociadas a la situación. Ellos no"
-¿Está la CUP fuera de todo diálogo?
-Ellos no quieren entrar en instancias de diálogo. Quieren romper y punto. Declarar la independencia de forma unilateral y adelante. Presentaron su hoja de ruta hace poco: declaraciones de independencia, elecciones y separación directa de España.
-¿Cuál es el apoyo real que puede tener ese discurso en Cataluña?
-Lo que sí puedo decir es que la CUP no es un fenómeno pasajero. Han venido para quedarse y tienen estructura para conseguirlo. Son fuertes, tienen músculo en el territorio. Yo creo que en las elecciones consiguieron más votos de los que ellos se esperaban. No tenían previsto este éxito electoral. Porque además ha habido un corrimiento de fuerzas en Cataluña. Mas ha conseguido cargarse al PP, al Partido Socialista, Podemos y Ada Colau, sobre todo Colau, aparece como nuevo actor; también Ciudadanos como fuerza emergente y las CUP. ¿Qué es lo que queda del viejo régimen? Solo Convergencia, muy tocada, y Esquerra Republicana.
-¿Es más débil Puigdemont que Artur Más?
-Sin duda. Puigdemont a diferencia de Mas es un independentista de toda la vida, pero no tiene poder en Convergencia, su ascendencia política sobre Esquerra Republicana y con las CUP no tiene ningún tipo de ascendencia. El primer round de la bronca política en Cataluña son los presupuestos. Se hizo gobierno en enero, seguimos sin presupuestos. Esta semana, las CUPdijeron que querían unos presupuestos pre-republicanos, pre-ruptura.
-¿Hay hartazgo en Cataluña con el tema de la independencia?
-Que haya hartazgo no quiere decir que el tema de la independencia no esté vigente.
-Si hacen un Referéndum, ¿quién ganaría?
-Pienso que los ganaríamos los no independentistas. Aunque eso supondría abrir un melón peligroso para todos. Dependiendo de quién gane o quién encabece gobierno en España, una reforma constitucional permitía resolver eso. Si el PP gana tiene que entender que Cataluña necesita buscar una solución, que pasa por la financiación económica. En un momento de crisis, la financiación ha agudizado las tendencias independentistas en Cataluña. Pero hay un problema de fondo: de no conseguir una solución, esto se convertirá en un problema. Es cierto que el independentismo ha perdido fuelle. Ocurrió en las elecciones de 2015. Pero no podemos seguir sin mover pieza y el PP tiene que mover pieza.