No voy a entonar el discurso fácil de que, este criminal es negro y nigeriano y por eso se le favorece. ¡¡Falso!!
A ese criminal se le favorece, porque las Instituciones están pensadas para favorecer el crimen, porque la sociedad comprende, protege y ama a todo criminal con independencia de su raza o religión.
El hecho es que, el Tribunal Supremo lo nombra quien lo nombra y por eso, está si cabe más contaminado por la doctrina social procriminal y prodelincuente.
Así las cosas, despojado el hecho de cualquier matiz religioso, nacional o racial y sin ánimo de ser exhaustivos (y le debo al bueno de César Vidal una pasta gansa en derechos de autor), los hechos son los siguientes:
1. Fue juzgado un negro nigeriano por agresiones sexuales.
2. En la rueda de reconocimiento, lamentablemente fue el único negro en la rueda de reconocimiento.
3. Sin embargo, fue condenado con pruebas forenses suficientes a juicio de la Audiencia Provincial.
4. Sin embargo, desgraciadamente, el Tribunal Supremo lo absolvió agarrándose a una minucia como la rueda de reconocimiento.
5. El infame argumento del TS ha sido aplaudido por el diario El Mundo.
El hecho es que el garantismo se extiende hasta la náusea, porque si por ejemplo el ADN estaba en el cuerpo de las dos violadas, es obvio que esa prueba forense convierte en anecdótico el hecho de que el tipejo este, fuera el único negro en la rueda de reconocimiento. Un trabajo forense, policial de horas, que da como resultado pruebas categóricas e incontestables, lo echan por tierra unos jueces sin mérito alguno, puestos a dedo, que no realizan más labor que firmar y cobrar por esa firma 32 millones de pesetas al año. ¡¡Cojonudo!!
