No hay duda tampoco de que la actitud del máximo representante de la cúpula militar que, naturalmente, no renunciaba con esas “hermosas palabras” a ninguno de sus privilegios-, le podría llevar en última instancia al desempeño de un buen cargo en alguna de las empresas relacionadas con la defensa, como ha ocurrido con quienes han mostrado conductas dóciles y acomoda-das con el poder político, y que han servido igualmente al sector industrial conveniente. Es un clamor entre los militares esta relación directa entre una cosa y otra. Después se viste el asunto con el adorno de la excelente capacidad de gestión acreditada por el “afortunado” y lo mucho que aporta a la industria en cuestión, aunque el histórico de su gestión sea precisamente el no haber hecho nada durante su período de mando, pero de eso se trataba precisamente ¿o no?
Militares, cargos y compatibilidades
El reciente nombramiento del ex JEME del Ejército, hoy en la reserva, como vicepresidente de una firma de capital extranjero -íntimamente ligada al propio Ejército- es un ejemplo palpable de esta conducta, y prueba de la actitud deplorable de muchos de los altos mandos de las fuerzas armadas. Esta actitud es tolerada y favorecida desde el entorno político de la ministra Chacón y la Presidencia del Gobierno, en su afán por destruir moral y físicamente unas fuerzas armadas que odian desde su más profundo interior. Es-te nombramiento sigue al del ex AJEMA, también en la reserva, que se ha integrado recientemente en la empresa Navantia, antes Empresa Nacional Bazán. Síntoma claro de que no tienen clara su conciencia, ambos han renunciado expresamente a seguir en la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, como si así se lavase cualquier duda sobre su honorabilidad, y demostrando claramente cuales son sus preferencias. Curiosamente ambas empresas gestionan los principales programas en curso, terrestres y marítimos, como son el carro de combate Leopardo, el vehículo de combate Pizarro, y el nuevo MRAP RG-31, en Santa Bárbara, y el Buque de Proyección Estratégica, las fragatas F-100, los submarinos S-80, y otros buques, al margen de otros programas menores –pero sustanciosos-, de abastecimiento de municiones, y de mantenimiento, en ambas empresas.
Tradicionalmente siempre ha habido militares en ambas empresas –conviene recordar que se ha tratado siempre de empresas públicas liga-das a la defensa nacional-, y mien-tras eran públicas hubo una época en la que los cargos de directores de las fábricas los ocupaban coroneles normalmente ingenieros de armamento o artilleros, y capitanes de navío o contralmirantes, y se consideraban como un destino más dentro de la carrera. Pero eso ya es historia; Santa Bárbara fue privatizada al 100 por 100, vendiéndose a la firma norteamericana General Dynamics, CASA fue absorbida por completo por EADS, y Bazán, aunque todavía pública, ha pasado por diversas vicisitudes hasta convertirse en la actual Navantia, en vías hacia una privatización total más pronto o más tarde.
Son muchas las preguntas que su-gen entre los militares. Ambos han tomado decisiones y firmado resoluciones bajo el ejercicio de su responsabilidad como altos cargos del Ministerio de Defensa en relación con dichas empresas. Surgen por tanto las dudas sobre la Ley de In-compatibilidades de Altos Cargos, que el Ministerio debiera aclarar. Y ello además porque en nuevas Reales Ordenanzas de las FAS recién aprobadas por la Ministra Chacón, leemos:
Artículo 5. Actuación del militar como servidor público.
Deberá actuar con arreglo a los principios de objetividad, integridad, neutralidad, responsabilidad, imparcialidad, confidencialidad, dedicación al servicio, transparencia, ejemplaridad, austeridad, accesibilidad, eficacia, honradez y promoción del entorno cultural y medioambiental.”
Las actitudes y comportamientos de muchos generales se han hecho tan diferentes de las del resto de los mi-litares que se hace necesaria una reforma clara del proceso de selección y ascenso a general, debiendo privar más su capacitación profesional que la lealtad –realmente servilismo-, al grupo político del momento. Igualmente se hace necesario aclarar las condiciones y limitaciones de sus cargos, en especial de cara a las incompatibilidades en que puedan incurrir. Hoy son exclusivamente los oficiales, desde teniente a coronel, los que dan forma, espíritu y coherencia a los ejércitos, poniéndose de manifiesto una clara separación del colectivo del cuerpo de oficiales del de generales. Aun-que la disciplina no ha llegado a romperse, es patente la existencia de una seria fractura espiritual y hasta de conciencia entre la oficialidad y los mandos superiores, fractura que se debe atribuir mayormente la responsabilidad a los generales, y de la que no se es, o no se quiere ser, muy consciente. Naturalmente hechos como el protagonizado por el ex JEME del Ejército, y por el ex AJEMA de la Armada, ahondan y hacen más profunda aún esta brecha.
Incluso cerrando los ojos y oídos, el tema rechina, sobre todo cuando al Presidente Zapatero se le llena la boca de hablar de lucha contra la corrupción. No se conoce ni se puede recordar ningún caso parecido hasta ahora, ni ningún Jefe de Esta-do Mayor de los Ejércitos de España que haya aparecido trabajando para empresas con las que la Defensa ha tenido relaciones, y menos aún en un lapso tan breve de tiempo desde que abandonaron sus cargos públicos. Cada vez hay menos pudor y menos respeto humano. Y nunca los gobernantes de España, y sus autoridades, habían llamado tontos a sus súbditos y subordinados con la frecuencia, intensidad y desparpajo con que lo hacen los que detentan actualmente el poder.
Tienen cierta razón, sin embargo, los que tratan de defender y justificar estas actitudes, ya que desde hace algún tiempo -ya incluso con el gobierno del PP- algunos generales de alto rango habían pasado al sector industrial al pasar a la reserva, pero si no se había hecho mucho ruido es precisamente porque no eran cargos de la talla de los que se consideran ahora. En la antigua Santa Bárbara, ya había otros generales –Tenientes Generales para ser exactos-, que habían desempeñado el máximo cargo del Mando de Apoyo Logístico del Ejército, y por lo tanto habían estado íntimamente ligados a las adquisiciones, y relacionados por todos los costados con los contratos firmados con la empresa, alguno de los cuáles habían firmado incluso personalmente. Su función en la empresa era y es, la de consultoría y asesoramiento, una tarea, sin duda, de no mucha talla. Inaudito pero real.
Empresas-Ministerio-Empresas
ISDEFE, empresa creada en su día por Narcís Serra para el apoyo de ingeniería de sistemas al Ministerio de Defensa -y que incongruentemente preside el propio Secretario de Estado de Defensa-, es otro de los agujeros donde se premia a los generales que son complacientes para con el estamento político, y así se les admite a ellos y a sus hijas e hijos, e incluso a sus esposas, como podría corroborar en este último caso el “servidor público” por excelencia antes aludido. Así, ex Directores y Jefes de Gabinete, duermen los laureles de la recompensa a su “buen hacer” obediente y servil, en ISDE-FE, y otros esperan su turno.
En EADS, antes CASA, hay numerosos asesores, antes generales y tenientes generales del Ejército del Aire. Naturalmente, el alcance eco-nómico de los contratos de los tres ejércitos, y no solo del Aire, con EADS-CASA, es enorme, dada la naturaleza de los programas en curso. Eurofighter, A400M, Soldado del Futuro, helicópteros Tigre o NH-90. Sin duda no fue desdeñable el papel jugado por estos asesores en la adjudicación del contrato del helicóptero Tigre a Eurocopter, integrante de EADS, a pesar del rechazo de los profesionales del Ejército de Tierra. Curiosamente este contrato se adjudicó por el ex Ministro Trillo, pero ya con el ex – JEME del Ejército como Director General de Armamento y Material (DGAM) del Ministerio de Defensa, aunque luego fue Bono quien lo firmaría y aseguraría. Toda una saga, el dinero no distingue colores.
Todo se justifica con buenas palabras, al igual que Bono justificó lo injustificable al crear de la nada un polo de desarrollo industrial en Albacete para fabricar el pedido de helicópteros para su Ministerio, no podemos dejar de sonreír, cuando menos, al leer las palabras que se han publicado, y que algún alto directivo de Santa Bárbara ha pronunciado, tratando de justificar la llegada del ex JEME a la empresa, quien, dicho sea de paso, no se ha distinguido precisamente por poseer ni experiencia ni especiales conocimientos en vehículos acorazados, municiones, blindajes, o motores, temas que constituyen el quehacer diario de Santa Bárbara. Dignas de la mejor propaganda del pasado y propias de otras épocas ¿a quién se quiere engañar? No parece realista contemplar, en los tiempos que corren, un lanzamiento industrial de Santa Bárbara a la conquista de los mercados de vehículos militares de combate de Europa y del mundo solo hay que ver sus antecedentes de exportación-, y menos de la mano de un ex militar caracterizado precisamente por lo contrario.
La tarea de los jefes de Estado Mayor de los ejércitos es complicada y exige una gran altura de miras. Ninguno de los recientes que han ocupado el cargo, se ha distinguido especialmente por alcanzar ningún hito relevante. Eso sí, bajo su mando se ha consolidado la UME, se ha acabado de poner a punto la Ley de la Carrera Militar, asestando la puntilla definitiva a la moral de los militares, y se han iniciado algunos programas menores de adquisiciones, que aunque de pocas pretensiones, han sido firmados con las empresas Santa Bárbara y Navantia, precisa-mente, incluyendo el más reciente de los nuevos vehículos protegidos MRAP RG-31, con Santa Bárbara, que es una empresa que ni conoce el vehículo ni lo fabrica ni nada de nada, y solo hace la gestión del contrato. ¿No podía haber efectuado esa gestión ISDEFE que está precisamente para esos menesteres? Está claro que había que darle algo a SBS. Saque el lector su conclusión.
Sin ser juristas, nos parece que está muy claro en la legislación vigente. Y sin haber oído pronunciarse a los organismos competentes como de-termina la ley 5/2006, de 10 de abril, todo indica que la mayoría de los generales de alto rango de las Fuer-zas Armadas en la reserva presentan pruebas palpables de incompatibilidad en sus cargos y puestos actuales. ¿O acaso pueden decir que nunca tomaron ninguna decisión o resolución bajo su ejercicio de responsabilidad como Altos Cargos en relación con dichas empresas?
Desde algún sector, pseudo-intelectual y a sueldo del PSOE, se argumenta que esto sucede desde los tiempos de los romanos, y que es la regla en países como EEUU, Francia, Alemania o Reino Unido. En absoluto es así, y debemos rechazarlo de plano. Incluso si así fuera –que no es el caso-, no habría por qué seguir su ejemplo. España no sigue el ejemplo de tantas y tantas cosas de provecho que se aplican en los países citados, y cuando parece que conviene a unos pocos, se quiere que sigamos el ejemplo dudoso. De entrada, no.
Solo hay que repasar y ver donde están en Estados Unidos, los jefes recientes de los ejércitos y veremos como no hay ninguno dirigiendo una división o área de negocio en Boeing, General Dynamics, o Loc-kheed Martín. Y en Alemania ¿cuán-tos generales integran Krauss-Maffei, o Rheinmetall? Ni siquiera en la tradicionalmente corrupta Italia y mucho menos en Francia. Por ello se debe rechazar la manipulación y la tergiversación de la información. Al pan, pan y al vino, vino.
Como ya ha dicho alguien en estos tiempos,… preguntas y más preguntas... en un país que se rompe y que no encuentra respuestas.
Grupo de Estudios Estratégicos GEES Colaboraciones nº 2552 8
