Espero no meter la gamba con lo que voy a decir. Pero creo que se contemplan tres tipos principales de delitos internacionales, al respecto de lo que tú estás diciendo: los crímenes contra la paz, los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad.
En los primeros se juzgan las agresiones contra las naciones soberanas, los actos que dan lugar a una guerra injusta, o que lesionan tratados internacionales de manera que provoquen una guerra. En los segundos se juzgan las conductas contrarias a los usos y costumbres de la guerra, o contra los tratados internacionales que la regulan. En el tercer caso, se juzgan delitos especiales como el genocidio, no necesariamente relacionados con un conflicto armado pero que suelen acompañar al estado de guerra.
No creo que se pueda calificar la guerra como un delito. Puede ser defensiva, en cuyo caso está justificada. O puede ser agresiva, en cuyo caso estaría comprendida en los delitos contra la paz.
Aunque no existe un "código penal internacional" (hay algunos proyectos, según creo), creo que sí existe un "derecho internacional penal". Por otro lado, los acuerdos internacionales son derecho interno (al menos en España) de manera que los tratados relativos a las convenciones de Ginebra, por poner un ejemplo, servirían como fórmula para encausar a quienes los vulneraran.
Por otro lado, determinados delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y de jurisdicción universal. Cierto que no existe una potencia internacional con poder de coacción, pero bastaría con que los estados emplearan el que ya tienen para encausar, dentro de su jurisdicción, los delitos cometidos en otra.
Sin embargo, muchos estados ofrecen amplias garantías de inmunidad e impunidad a sus gobernantes , lo que me parece intolerable. Eso dificultaría la persecución de delitos fuera del estado que proteje a los variados sátrapas que por el mundo caminan.
La posibilidad de enjuiciar a gobernantes no sólo es posible, sino una realidad. Lo que ocurre es que es una realidad muy viciada. El juicio a Hussein, por ejemplo, o los juicios de Nuremberg, pueden ser criticables por su politización. El caso Pinochet, o tal vez algún día el caso Fujimori, son esperanzadores. Y vaya si son efectivos: que se lo pregunten a Kissinger, que salió pitando de París pocas horas antes de que la gendarmería fuera a buscarlo a su hotel para hacerle unas preguntitas sobre Chile e Indonesia. Sin duda le dieron el chivatazo a tiempo, tal vez el propio Elíseo, pero la cara de gilipollas que se le debió poner resulta esperanzadora.
Hace tiempo leí un libro de Walzer, titulado "Guerras justas e injustas" donde se examinan muchas de las cuestiones que planteas.
Saludos.