A veces torpe, a veces como un leño
y a veces un zopenco de primera
me siento, tan humilde y tan pequeño
ante esta, para mí, larga Carrera.
Mas queda demostrado que el empeño
de aquí nuestra valiente compañera
ha vuelto realidad lo que era un sueño
de ser lo que ahora es y antes no era.
Y así, solemnemente mando flores,
a los que son y a los que ser pretendan
Letrados de esta Casa, los mejores.
Del Diablo de la UNED los abogados
espero, si me imputan, me defiendan
de todos (que son muchos) mis pecados.
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