Esta reforma es como si un partido le propone a otro, jurar ante el espejo que van a ser muy buenos, que se van a portar como unos santos.
El partido A lo propone, y el partido B que está en campaña también, no tiene más remedio que aceptarlo. ¡No va a decir en campaña que va a ser peor que Lucifer!
Para eso no se necesita un referéndum, con el jodido despifarro que eso supone, para que la gente vota paella. La paella sí que tiene un carácter superdemocrático. Tanto, que yo lo que quiero es un Gobierno paellero.
Las cosas están así: mucha más gente que la que votaría en un referéndum, votará en las generales. El artículo redactado como está, es como "jurar ante el espejo que van a ser buenos" y no es que sea ni bueno, ni malo, es que es una nadería que no cambia absolutamente nada, lo cual hace tanto más absurdo, el someterlo a referéndum.
El verdadero referéndum es el 20-N: el que quiera tener una esperanza de tener una economía ordenada, que vote contra Rubalcaba. Y el que quiera que nos la peguemos y que no levantemos cabeza en 300 años, que vote a Rubalcaba.
Y no hay más tutía.