Puede parecer de locos, en los tiempos que corren, pero creo que conviene hacerlo.
Sí, lo humano, las capacidades humanas, el genio humano, la capacidad de reacción del ser humano, la capacidad de superarse, de inventarse a sí mismo cada día, de inventar nuevas cosas, el aprendizaje, el mérito, la esperanza, que las cosas que hacemos no son en balde, que tiene sentido lo que hacemos, etc. La capacidad de elegir, la capacidad de solucionar.
Reivindicar la política con mayúsculas, es reivindicar lo anterior, porque la política debe ser una herramienta al servicio de lo anterior: hacer posible lo anterior. A día de hoy, con el Congreso, el Senado, la estructura institucional que tenemos, los partidos que tenemos, sé que eso es imposible. Pero todo ello se puede remover: torres más altas han caído y ahí está la historia para probarlo.
Y finalmente, reivindicar lo español, porque lo español es una parte importante del genio humano: así ha sido y así es, y ahí está la historia para probarlo. Ni la humanidad, ni la política, ni la hispanidad es sinónimo de "fatalidad". Si lo malo es producto de la elección, la elección es el fruto del genio humano. Y ya sólo por eso, es motivo suficiente para reivindicar la humanidad, la política y la hispanidad. Esto implica necesariamente, desterrar la idea de "fatalidad". Porque la idea de fatalidad es más devastadora incluso que la propia crisis, ya que supone que los problemas no proceden de nosotros, ni nos corresponde solucionarlos. Como lo de los problemas no se entiende fácilmente, si realmente no procedieran de nosotrtos, eso es tanto como decir que hay que esperar un milagro. Y no es así, porque el milagro está en el genio humano. En nuestro genio humano. Esa es la solución.