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LoginEl asunto ha cobrado relevancia después de que se hiciese público que la base de Talavera la Real, sede de la Escuela de pilotos del Ala 23 de Caza y Ataque, donde en los últimos meses al menos siete de sus aeronaves –cazas F-5- han sido ‘atacadas’ con punteros laser. Otras fuentes militares aseguran que la cifra de incidentes se eleva hasta alcanzar la docena.
Lo que más preocupa entre los pilotos de caza, según ha sabido El Confidencial Digital, es que estos incidentes se producen en la fase de aproximación final, cuando el aparato se dispone a tomar tierra. Un momento en el que la concentración y agudeza visual del piloto debe ser máxima.
Estos dispositivos, que pueden adquirirse por internet desde cinco euros, provocan un deslumbramiento momentáneo que puede durar varios segundos, y que afecta al rendimiento del piloto sobre los mandos de la aeronave. Y más si, como en el caso de Talavera, se trata de pilotos alumnos con poca experiencia.
Por ello, el Ejército del Aire mantiene abierta una investigación para tratar de determinar el origen de esos láseres, detectar a quienes los usan y evitar que vuelvan a producirse estos incidentes.
Según ha sabido El Confidencial Digital, los servicios de seguridad de la base ya tienen un perfil muy concreto sobre la autoría de estos deslumbramientos. Tal y como explican, se trataría de “niños o adolescentes”. La mayoría de los casos se han producido a última hora de la tarde y primera de la noche –franja horaria de más riesgo para los pilotos-.
Además, han detectado un aumento de los casos durante las últimas fiestas patronales –que comenzaron el pasado 15 de septiembre- en la localidad pacense. Con ello han constatado que el origen de los dispositivos laser puede encontrarse en las atracciones de feria, que ofrecen estos aparatos como premio.
El objetivo ahora es detectar a los menores que están recurriendo a esta ‘diversión’. Por ello se ha trasladado una instrucción a la Guardia Civil de la localidad para que extreme la vigilancia en torno a la zona de exclusión de la base, especialmente en esa franja horaria en la que suelen ocurrir los incidentes.
Además, la propia base ha adoptado medidas de seguridad, como la colocación de un dispositivo policial en la cabecera de la pista para detectar aquellas aeronaves que se vean afectadas por estos deslumbramientos. Otras fuentes aseguran que, en otros casos, incluso se han formado patrullas de ‘paisano’ en las zonas frecuentadas por estos jóvenes para “cazarlos in fraganti”
Por otra parte, fuentes del Ejército del Aire aseguran que los pilotos militares están más protegidos frente a estos punteros laser que los de la aviación comercial. Explican que las viseras del casco que llevan disponen de un filtro antilaser que reduce considerablemente el daño que puede generar su impacto en el ojo –sin embargo, la distracción y la ceguera temporal es inevitable-.
En el caso de los pilotos civiles, sin protección de este tipo, una exposición prolongada de varios segundos puede provocar quemaduras y hemorragias en la retina, y obligar a un aterrizaje de emergencia.
En España, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) registra cada año cerca de medio millar de incidentes al año relacionados con láseres. Algunos graves, como el que afectó a un helicóptero apagafuegos en Galicia este año, a dos helicópteros de la Policía Nacional en Vigo, o a otra aeronave de los Mossos cuyo piloto tuvo que hacer una maniobra de evasión tras ser cegado unos segundos por uno de estos haces de luz.
