
Bueno, reconozco mi contradicción y voy a contradecirme una vez más:
El tío ese, el presunto hijo de puta que lo agredió no sé si llamarlo mafioso o choricillo de poca monta. Sea como fuere, quede claro que no ha sido un ajuste de cuentaas mafioso, sino un escarmiento o un aviso... ¡Creo yo!
Lo del tío ese que le calificó de asesino sin serlo, es una canallada y es una agresión moral: lo afirmo.
Lo admito: el que se le haya agredido al día siguiente, puede ser una casualidad. Lo admito: me cuesta mucho creer que sea una casualidad, lo admito, puede ser que otros episodios anteriores de agresiones me hayan hecho pensar mal de este caso.
Es posible que se lo encontrara al día siguiente de la teleinfamia, es posible que no fuera a buscarlo, es posible que no hubiera visto ese asqueroso programa ni en directo ni en diferido, es posible en fin, que ya le cayera gorda la víctima y que no necesitara estimular su propósito agresivo con una teleinfamia.
En Madrid viven 7.000.000 personas, me extraña que hayan dado con el culpable, pero en fin: si es él, es sólo uno de entre siete millones y puede haber sido una razón, sinrazón o un pretexto de entre siete millones de razones, sinrazones o pretextos.