1 Y 2.
Absolutamente de acuerdo, no se necesitan mayores explicaciones. No hay más y no hay más, hasta ahí de acuerdo.
En el punto 3, has dicho bastantes verdades, yo creo. Y todas ellas bastante saludables:
Porque tienes sangre en las venas, porque te importa España, la gente de bien y las víctimas del terrorismo, la Justicia y el imperio de lo civilizado sobre el crimen, reconoces que el cuerpo te pediría eso que he dicho.
Reconoces también que no lo harías: sabia decisión, igualmente, aunque... ¡nunca se sabe! Conocemos el Evangelio: no juréis ni por la tierra, ni por el cielo, ni por Jerusalén, etc. También te digo que por mucho menos, Jesús echó con cajas destempladas a los mercaderes del Templo, que al lado de éstos gobernantes, eran unos santos.
Confianza en la clase política: yo creo que quieres creer que creen, porque tienes como una especie de pánico a tener que reconocer que no valen para nada, tienes miedo a reconocer que más que políticos, habría que llamarlos politicastros...
Yo lo reconozco así, los llamo abiertamente "politicastros" y cosas peores: y no me importa coincidir en esto ni con el caudillo, ni con De Gaulle, ni, (creo recordar que pensaba muy parecido) con Napoleón. Quizá no los adoptaría como modelo, aunque... una vez más, no juro, para no quedar prisionero de mi juramento y tener que desdecirme en el día de mañana. (Cara de póker). Sin embargo, que fueron lúcidos en su percepción sobre la fatalidad de los politicastros, eso es impepinable. De ahí (fatalidad de los politicastros) no extraigo ningún "debe ser", pero a diferencia de otros, no me invento un ser distinto, para hacerme a mi medida el debe ser que me gustaría, ni niego la razón al que la tiene, cuando la tiene, por mal que le caiga a algunos. En lo de la fatalidad de los politicastros, dijeron verdad y punto pelota.