Dos paraísos o dos infiernos: Año 2015
En la escuela de perico, en cuyas aulas de paredes desconchadas y humedad que cala hasta los huesos aprendieron a garabatear sus 12 hermanos, como doce apóstoles de la miseria más digna (desde hace poco el gobierno para bien de las familias ha prohibido cualquier tipo de manipulación genética), no paran de explicarle que si es "bueno" irá al cielo, aunque no se lo garantizan, pues cualquier pecadillo o descuido podría dar al traste con semejante promesa. Seguramente acabaría yendo al infierno, al de los pobres, los desheredados de la tierra, los pobres de corazón y de estómago, junto a toda la calaña pasada y futura; hacinados pero calentitos.
Desde la acera de enfrente, de entre muros de granito y lujosos ventanales, le llega un dulce y triste canto, voces celestiales, angelical coro que casi le saca las lágrimas cuando piensa que sus padres se afanan inútilmente en sacar adelante a la prole sin esperanzas de poder ser alguien en la vida, por mucho que se esfuerce: perico, si quieres ser un hombre de provecho, tendrás que trabajar duro en el campo, el mar o bajo tierra: Dios te premiará...