(.....)Yo daria por fracasada toda la educación que el Nacionalsocialismo está prestando si el resultado de esta educación no fuera una Nación que en todo momento, inclusive en los más difíciles días, no permaneciese unida (...)
(....)Y ahora vemos cómo se derrumban clase tras clase. Las clases medias están desesperadas, centenares de miles de vidas están arruinadas, año tras año la situación se hace más desesperada. Decenas de miles se declaran en quiebra, y ahora el ejército de los desempleados comienza a engrosarse...uno, dos, tres millones... cuatro millones... cinco millones... seis millones... siete millones... Si, hoy en día podría ser de siete a ocho millones (...)
(....)¿Cuánto tiempo puede continuar esto? Estoy convencido de que debemos actuar ahora si no queremos llegar demasiado tarde. Por consiguiente, he decidido, el 30 de enero, utilizar a mi Partido, antaño de siete hombres y ahora de doce millones, para salvar a la nación...y a la patria...
No es el proletario quien ha llegado a ser señor, sino que el judío galiztiano se puso en el lugar de reyes que van cayendo. Ahora ya hace mas de cien años que esta trabajando en la desintegración de los estados europeos; siempre ha encontrado auxiliares y los encuentra aun hoy: severing aquí, poincare alla! No se hubiera podido hacer nada contra un pueblo de setenta millones si previamente no se le hubiera quitado la fuerza. Y el que quita al pueblo este poder de decisión interior es el culpable del hundimiento de la nación.
Hace tres años he declarado en este mismo lugar que el derrumbe de la conciencia nacional alemana también arrastrara conjuntamente al abismo la vida económica alemana. Porque para la liberación se requiere más que política económica, se requiere mas que laboriosidad, ¡para llegar a ser libre se requiere orgullo, voluntad, terquedad, odio, y nuevamente odio!(...)
La gente no entiende como pudo Hitler llegar al poder, pues es muy logico escuchando lo que se escucha.