Hace poco, en el pueblo catalán de Montblanc, se celebraban unas fiestas en las que se ofreció un espectáculo de guiñol a los niños. La cosa iba sobre buenos y malos. Los personajes "buenos" del guiñol hablaban catalán y los malos hablaban castellano.
En un país serio, si se manipula a los niños de la manera en que se hace en los colegios catalanes y en cualquier evento organizado o financiado por la Generalitat, esos profesores, consejeros de educación, ediles, concejales de medio pelo y demás oligofrénicos que componen el naZionalismo autista, paleto, avaro y excluyente, estarían en la cárcel o inhabilitados de por vida para la docencia y el desempeño de cargo público.